Lo sé porque a todas nos ha pasado alguna vez: va terminando el invierno, y llega ese día en que te descalzas y miras con detenimiento. Sí, las uñas están esmaltadas, pero tus pies no tienen el aspecto que ofrecían cuando estaban morenitos y lucias sandalias. Te fijas un poco más y te das cuenta de que el problema no es solo la falta de bronceado, no. ¡Otra sorpresa de esas que nos da la vida! Algo que creíamos para siempre ya no parece lo que era, su belleza está comenzando a perderse en el abismo del descuido, falta de hidratación, rutina y prisas.
¿La parte buena? Aunque también son víctimas del paso del tiempo, en la mayoría de las ocasiones sus cambios se deben solo a falta de mimo y atención, siendo tan agradecidos que cualquier cuidado provoca un giro de 180 grados.
Otra noticia estupenda es que una pedicura profesional y un esmalte bonito hacen milagros a la hora de distraer a atención a los putos fuertes de su fisionomía. Así que, si ahora mismo los estás mirando y notas que algo falla, atenta a esos sencillos recordatorios que les devolverán en un abrir y cerrar de ojos toda su tersura y belleza.
Recuerda...
Lo primero que debes evitar son los zapatos que dañen o presionen esos puntos que ves han sufrido durante esos meses. Piensa que los pies llevan el peso de nuestro cuerpo, caminatas, posturas estáticas y para colmo están sometidos a tacones, diferentes hormas y los materiales que nos apetece en cada momento. ¿Te has parado a pensar en lo que pueden llegar a sufrir?
Si notas algo fuera de lo normal acude al podólogo para una revisión y puesta a punto. En general, no lo hacemos hasta que notamos una molestia concreta, y sin embargo es una visita que deberíamos llevar a cabo como rutina a su cuidado.
Después del largo invierno, las huellas del la falta de hidratación aparecen en mayor o menor medida. Busca una crema que te resulte agradable, reparadora y altamente nutritiva, y utilízala una temporada durante toda la noche. Mi truco: después de una gruesa capa de la crema, los cubro con unos calcetines de algodón. Si aún así, los ves muy mal, hidrata tantas veces como sea necesario, como tratamiento de choque.
Esmaltar las uñas con colores que favorecen nuestro tono de piel es fundamental para realzarlos, además mirarlos da buena energía... Si no me crees, compruébalo. Truco y herramienta infalible de belleza.
Aunque seáis "mañosas" a la hora de arreglarlos o pintar vuestras uñas, recordad acudir a un centro especializado una vez al mes para un cuidado intensivo y una pedicura detallada.
Hidratar las cutículas con aceite es un recurso que cambia por completo el aspecto de las uñas esmaltadas, refresca la pedicura al punto de lucir como si estuviese recién hecha.
Si notáis las uñas quebradizas o con capas, es que estáis necesitando un complemento vitamínico. En este sentido, hay específicos, por lo que conviene que preguntéis a vuestro dermatólogo. Las del grupo B, por ejemplo, son esenciales para fortalecer cabello y uñas.
Exfoliarlos de vez en cuando para eliminar células muertas, suavizar su piel y los oxigena. Pensad todas las horas que están completamente tapados y dadles un respiro y mimo.
Efectuar un masaje con la aplicación de la crema, tonifica, relaja y descansa, descontractura, flexibiliza, reactiva la circulación y alivia la fatiga. Todo son ventajas.
Mantenerlos en alto cuando se pueda es una medida que ayuda a su salud. Deberíamos recordar no cargarlos innecesariamente en cuanto tengamos ocasión, aquí la clave está tan solo en recordar y ponerlo en práctica siempre que surja la oprtunidad.
Proteger frente al sol y agentes externos con una crema con SPF y antioxidantes es una medida necesaria que sin embargo es muy común olvidar cuando nos aplicamos los solares. ¿No os habéis dado cuenta de que los pies es una de las partes más castigadas a la hora de tomar el sol? Si los protegéis, evitaréis que aparezcan manchas y su piel envejezca prematuramente. Si éstas han aparecido y no os gusta tenerlas, preguntad a vuestro dermatólogo, os podrá recomendar una crema despigmentante o recurrir a unas sesiones de IPL, luz pulsada.
Ver los pies bonitos y sanos causa un aspecto pulcro y cuidado y, aunque no lo creáis, es una buena "terapia" para nosotras mismas porque cada vez que los miramos, resulta agradable, y eso también tiene efectos positivos a nivel psicológico. Tanto, como llevar el cabello o las manos arregladas. Cuando os acostumbréis, no podréis pasar sin ello... Ahora, ¿quieres descalzarte por favor?
