A lo largo del día el maquillaje puede evaporarse de la cara, o quedarse pegado al teléfono con el que hablamos o en los dedos. Un día largo implica tener que retocarlo a lo largo de las horas de trabajo para que se mantenga lo mejor posible y lo más parecido a como quedó cuando salimos de casa.
Uno de los productos más útiles son los papelitos matificantes, sobre todo si tu piel es grasa o mixta, aunque vienen bien en cualquier cutis. Este sería siempre el primer paso. Mis favoritos son los de Mercadona, baratos y eficaces. Después puedes aplicar una capa de polvos compactos, muy leves si lo haces con borla. Es conveniente que sean traslúcidos, para que no interfiera con el color de la base de maquillaje. Por ejemplo los Blot de MAC.
Puedes reaplicar el antiojeras, en mayor o menor medida según como veas que tienes el contorno. Por lo general habrá desaparecido, así que la aplicación debería ser completa y dando toquecitos con los dedos. También puedes aplicar corrector sobre pequeños granitos o imperfecciones.
En cuanto al colorete o las sombras, todo dependerá de si aún se mantiene el color y si te apetece reaplicar. El colorete no da problemas, mientras que la sombra exigirá que matifiques la zona con papelitos o bien con polvos compactos y luego reapliques.
Quita los restos de barra de labios y reaplica. Y por último un poco de perfume y listo.