Quien no ha oído hablar de si el producto solar del año pasado puede utilizarse esta temporada o necesitamos uno nuevo. Las marcas que lanzaron esta información a los cuatro vientos han llegado a confundir a los usuarios de protecciones solares y vamos a hablar de ello.
Los productos solares suelen tener una caducidad de 12M, es decir, caducan a los 12 meses de haberlo abierto por primera vez. Ese dato también dependerá de las veces que lo hayamos abierto y cerrado y de dónde lo hemos guardado durante el invierno.
Si el solar ha estado bien conservado (en un lugar seco y a temperatura fresquita), puede que no esté estropeado, no tiene porqué darte alergia ni mucho menos. Cuando recomiendan tirar el solar del año anterior es porque puede que el ingrediente que hace de filtro solar no sea tan efectivo: se anuló la propiedad.
Debo admitir que mis leches solares corporales me duran mucho porque no voy mucho a tomar el sol. He llegado a utilizar la misma leche protectora en spray de L’Oréal 3 años seguidos (no lo digáis a mis compañeras editoras ni sigáis tan mal ejemplo) y me ha servido igual. El producto estaba bien protegido y funcionó sin problemas. Lo mismo con una leche solar de Lancaster. Y lo hubiese notado porque sólo puedo ir a la playa a la hora de comer.
Si el producto está estropeado, se nota enseguida por el olor a rancio y observando la leche o crema: si hay agua, malo. Ya puedes tirarla.
Otra cosa a tener en cuenta es cuántos meses hace que compraste el producto solar. Si al final del verano se te terminó y compraste uno nuevo, de septiembre a abril sólo han pasado 8 meses. Y fíjate bien en la fecha de tu solar en particular: los de Lancaster caducan a los 18 meses. Puedes usarlo sin reparo alguno. Que no está el horno para tirar los bollos a la basura.
Foto | Tim Ellis
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