Más que tradición, podríamos llamarlo obligación. Cuando Felipe, Letizia y sus hijas hacen pública su felicitación navideña, los eméritos hacen lo mismo. Una vez al año, se 'unen' para desear felices fiestas al pueblo español. Sin embargo, la realidad entre Juan Carlos I y doña Sofía es bien distinta.
Esto no es algo novedoso. Los padres de Felipe VI no mantienen ningún tipo de relación personal desde años atrás. Fue el propio Juan Carlos quien se lo confesó a Bárbara Rey en uno de los audios que ahora han sido publicados. El emérito alababa el papel institucional de su esposa, pero no dudó en confesar que ni si quiera cenaban juntos en Zarzuela.
Como es lógico, Sofía pasó por varias fases. Hubo un tiempo en que no quería ni cruzarse con su esposo por las estancias de palacio. Él hacía su vida en una zona de Zarzuela y la reina en otra. De este modo, no se veían obligados a compartir ni una mirada.
Pasados los años, la emérita normalizó las aventuras extramatrimoniales de su esposo. Sabía que Juan Carlos se acostaba con otras mujeres y fue consciente de sus relaciones de larga duración con Bárbara Rey o Marta Gayá. El pasado lunes, Bárbara reveló en Telecinco que Sabino Fernández Campo le comentó que Sofía conocía su romance.
Es evidente que el matrimonio está roto desde años atrás, pero hay una tradición que se niegan a romper. Cada año, envían una felicitación de Navidad conjunta al resto de españoles. Se trata de un gesto con el que pretenden demostrar cierta unión, pero lejos de conseguirlo, evidencian su distancia.
Fotos | Casa Real
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