Strobing, squinching, baking, draping... Si se dicen muy rápido y todas seguidas podría parecer un nuevo hit de Daft Punk, pero no, no hemos venido a dar ideas para una nueva canción del verano (mentira, ¡que alguien haga algo con esta maravilla de letras pegadizas, por favor!).
Lo que os presentamos aquí es una guía básica y rápida de las tendencias en maquillaje que veréis durante todo este año. Dirigidas a quienes no tengan tiempo, a quienes se estén iniciando o quienes, simplemente, se pierdan en la vorágine de los anglicismos. Arrastramos algunas de estas tendencias desde hace tiempo, pero el éxito que han tenido hace inevitable que no las dejemos de mentar en este pequeño resumen. Atentas.
Ocho conceptos para estar al día en maquillaje
Contouring: Es probable que te miren raro si estás en una conversación sobre maquillaje y no sabes muy bien lo que es esto. La popularización que hizo Kim Kardashian de esta técnica hace años generó una estela tan potente que aún hoy no se ha apagado. Básicamente, el objetivo del contouring es que puedas resaltar las formas que deseas de tu cara, tenga ésta la forma que tenga, basándote en un juego de luces y sombras. Se necesita cierto tiempo y precisión para aprovechar todo su potencial. Eso y bastante maquillaje.
Strobing: La versión simplificada del contouring para vagas o faltas de tiempo. Para algunos es el highlighting de toda la vida y, para muchos, la manera más fácil de conseguir un tono uniforme. Aquí nos olvidamos de resaltar las zonas oscuras y nos centramos exclusivamente en dar protagonismo a los puntos de luz que tenemos en la cara. La idea es potenciar todas esas zonas (frente, nariz, pómulos…) para conseguir un efecto natural, ligero y sencillo, sin utilizar grandes dosis de maquillaje.
Draping: Otra versión light del contouring inspirada en la anciana técnica de pellizcarse los mofletes para enrojecerlos y “que se nos vea lozanas”, que dirían nuestras abuelas. Para utilizar esta técnica, basta con tener a mano el colorete. Eso sí, necesitarás un tono claro y otro oscuro. Primero deberás aplicar el oscuro en la mandíbula, los laterales de la nariz, a parte baja de la barbilla y de los pómulos y en las sienes. El claro déjalo para el área superior de los pómulos y la barbilla. De este modo se consigue un rostro aniñado y rejuvenecido con un aspecto totalmente natural.
Baking: También conocido como cooking, se trata de un sistema empleado para fijar el maquillaje, que, eso sí, requiere algo de tiempo a quien se anime. Muy brevemente explicado, los pasos son sencillos: una vez te hayas aplicado la base y el corrector o el iluminador, debes añadir polvos ligeros en la nariz, bajo los ojos y en el área superior y frontal de los pómulos. Se deja reposar media hora y después se retiran con una esponjita o un cepillito los polvos sobrantes que no se hayan fijado. Se utiliza sobre todo en pieles jóvenes para tapar imperfecciones y dar luminosidad.
Sun stripping: Es posible que ésta sea una de las tendencias que más te puedan interesar, ahora que estamos en primavera y pronto llegará el verano. Lo que se consigue con el sun stripping es dar al rostro un aspecto ligeramente bronceado. No se trata de estar morenas como si hubiésemos pasado el día entero en la playa, sino más bien el bronceado ligero que se queda tras un día en el campo: con chapetas y nariz colorada. Solamente hay que aplicar polvos de contorno en la línea horizontal que va de un extremo a otro de las mejillas, pasando también por la nariz.
Glitter: Sin duda, ésta es una de las tendencias estrella. Potenciar algunos rasgos de tu cara con unos toques de brillo y purpurina es un must para aquellas que apuestan por los looks sencillos. Podemos aplicarlos en cejas, ojos, labios o mejillas y elegir entre glitter en gel o en polvo. El primero podemos dárnoslo con suaves toques de dedo, pero si prefieres el polvo, lo más recomendable es que utilices una brocha. Si lo haces con cuidado y tienes cierta destreza y paciencia, podrás conseguir verdaderas obras de arte.
Smoky: Esta tendencia para ojos combina muy bien con el glitter. Tanto si tienes un iris claro como oscuro, ahumar los párpados es un gran potenciador para darle a tu mirada un aire felino y misterioso. Una vez bañas el contorno del ojo en corrector, es importante resaltar. Para ello, utiliza un eyeliner negro o marrón y dibuja una línea no demasiado gruesa. Después, difumina y acompaña el proceso con sombras oscuras para el párpado que vayan aclarándose conforme subes hacia la ceja y te acercas a los extremos laterales.
Dot eyeliner: El look del que todo el mundo habla este año. Givenchy y Dior lo han sacado en sus desfiles y algunas celebrities están también comenzando a llevarlo. Es quizá la tendencia más arty de todas, no tanto por su complicación, como por lo que llama la atención. Es tan sencilla como dibujar un pequeño punto en el contorno del ojo con un eyeliner líquido. Generalmente se suele hacer en el centro del párpado inferior, muy pegado a las pestañas, o pegado al lagrimal. ¡Prepárate para sorprender!
Y, finalmente, tras interiorizar todos estos conceptos, lo único que resta es practicar un squinching. Para esta técnica no hace falta maquillaje. De hecho, se trata más bien de un truco para salir bien en las fotos. Si ya te has pintado con cualquiera de los métodos anteriores, ya estás lista para hacerte las fotos que muestren el resultado de tu arte. Ahora solo necesitas saber posar. El squinching te aconseja que entornes los ojos y aprietes un poco la mandíbula. Resaltar los pómulos, lanzar la más penetrante de tus miradas y 3, 2, 1...
¡Ah! Y que no se nos olvide. Aunque tengamos los 365 días del año para probar todas estas tendencias, la mejor manera de que todas nos sienten bien es teniendo siempre una piel sana e hidratada con ayuda de productos como el agua micelar de Nivea. Es decir, a la hora de maquillarnos y sacarnos partido, nunca debemos olvidar el segundo paso más importante: ¡desmaquillarnos!
Foto | @top6trends | iStock
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