Si hubiera una reina de las semillas, esa sería la chía. Como mínimo, estos últimos años ha ido escalando posiciones hacia el trono. Y es que basta con mirar a nuestro alrededor para encontrar el uso de semillas de chía en desayunos, panes, pero también otros platos más llamativos.
No es de extrañar si tenemos en cuenta que, además de sus propiedades gelatinosas cuando se les añade agua o líquido, estas semillas son sencillas de utilizar, muy versátiles y contienen numerosos nutrientes beneficiosos.
Nutrientes, omega 3 y antioxidantes concentrados en un formato pequeño
No debemos dejarnos engañar por el pequeño aspecto de la chía. Se tratan de unas semillas que nos aportan grandes cantidades de nutrientes. Entre ellos podemos destacar grandes cantidades de proteínas, pero también de calcio - aportándonos más que la leche -, hierro, potasio y fibra.
No solo eso, sino que también contienen ácidos grasos esenciales como el omega 3 y es gracias a ellos que nos ayudan a mejorar nuestros niveles de colesterol. Además, resultan de lo más saciantes aportando muy poquitas calorías y nos ayudan a protegernos del efecto de los radicales libres gracias a sus propiedades antioxidantes.
Cómo incorporar la chía a nuestra dieta
Estas semillas no tienen ningún tipo de sabor, por lo que se pueden añadir a tantos platos como nos imaginemos. Desde nuestros guisos habituales, como esta receta de garbanzos al horno con zanahoria y chía que nos ofrecen nuestros compañeros de Vitónica, como complemento en los panes o en postres como vasitos de yogurt con frutas, mermeladas o pudines, aprovechando sus propiedades gelatinosas.
Imágenes | Directo al Paladar, Vitónica
