La comida desempeña un papel muy importante en una vida equilibrada. Sin embargo, con las prisas, el estrés y el cansancio de la jornada laboral y otros compromisos, cuesta dedicarle el tiempo que requiere... Pero, como dijo Buda, “mantener el cuerpo sano es un deber”. Y es que los budistas le dan mucha importancia a la pureza del alma, en particular a través de una alimentación sana y respetuosa con el medio ambiente.
Puesto que en el budismo la alimentación es tan importante, los monjes budistas siguen, desde hace siglos, una dieta especial llamada "shojin ryori", o lo que es lo mismo: "alimento para la elevación espiritual" en su traducción al español del japonés. Su mantra es “aceptar lo que la naturaleza ofrece según las estaciones ”.
Esta dieta habría sido confeccionada según las enseñanzas de Gautama Buddha y deja fuera cualquier alimento vivo o de origen animal. En su lugar, se centra en las hortalizas de temporada y las plantas de montaña. También evita los sabores fuertes como el ajo y la cebolla.
Aunque lo más llamativo es que esta dieta se basa en "la regla del 5", un método ideal para cambiar la forma de comer y hacer que sea más saludable.
Evitar las cinco plantas de sabor picante
Esta regla consiste en evitar el ajo, la cebolla, cebolletas, ajos tuberosos y cebollas chinas. Esto se debe a que su sabor y olor demasiado fuertes interfieren con la práctica de la meditación.
Combinación de los cinco sabores
Según está regla, cada comida que se realice debe componerse de elementos: ácidos, amargos, dulces, picantes y salados.
Combinación de los cinco colores
En tu plato de todas y cada una de las comidas que realices debe haber los siguientes colores: verde, rojo, amarillo, blanco y negro.
Empleo de los cinco tipos de cocción
Están permitidas y se alienta a poner en práctica cinco tipos distintos de cocción: en agua, a la parrilla o en sartén, al vapor, preparaciones crudas o fermentadas y fritura.
A todo esto, y a evitar los productos de origen animal, solo queda añadir respeto a lo que los budistas llaman el cocinero de los “tres espíritus”. Esto quiere decir: agradecer el poder prepararte la comida tu mismo, hacerlo con compasión y adaptándose a cada una de las necesidades de los comensales y, por último, preparar todo con rigor, tratando cada producto con mimo.
Foto de portada | Ella Olsson
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