Pues lo ha vuelto a hacer. Christophe Decarnin vuelve a hilvanar una colección cien por cien comercial y saciadora de apetito de tendencia sexy y monotemática para la próxima primavera-verano 2010: Balmain huele a ventas. Otra vez.
Huele a clones y a editoras de revistas con total looks de la firma de pies a cabeza. Y no me extraña. Porque cuando la ves te la quieres quedar toda. Aunque la casa francesa haya cambiado los aires rockeros, por un look muy Xena, la Princesa Guerrera (¿os acordáis de la serie?). El prototipo sigue siendo de gladiadora, pero esta vez, tiene un toque más militar. Hay minivestidos, pantalones estrechísimos, taconazos (me chiflan los botines tipo stiletto), y de nuevo hombreras, ahora armadas con galones hechos a base de mallas metálicas. Telas brillantes, paillettes, y colores tierra, especialmente ocre y marrón chocolate.
¿La prenda estrella? De nuevo el blazer de napa con hombros exagerados. Combinada obviamente con jeans rasgados, esta vez, en forma de shorts.
La temática haraposa parece que gana terreno y no son solamente los pantalones los que sufren daños: los tops, tienen agujeros, y los sobre-cuerpos de malla, tienen aspecto de uniforme de camuflaje tras una batalla.
Una técnica llevada al extremo...¿alguna de vosotras estaría dispuesta a pagar 1000 euros por una camiseta como esta?
¿Y por una falda recortada al tuntún como esta otra?
Una de las piezas que más me gusta son las levitas tipo chaqué. Muy trabajadas y de efecto brillante, lo que contrasta con el rigor poco festivo de la estética militar.
De noche, las texturas reinas son el el latex y el lamé dorados.
Y las camisas sobre sencillas tank tops que dominan el día, se sutituyen por los ya míticos minivestidos con incrustaciones de cristales.
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