Me hace gracia que en esta edición de los Grammy todos los medios, escritos y televisión, hayan destacado al unísono la falta de gusto de las invitadas a este tipo de eventos musicales. Todos se han puesto de acuerdo en criticar una alfombra roja que, por otro lado, no ha sido ni muchísimo menos la peor del género. Así lo han demostrado algunas de sus invitadas, otrora horteras rematadas, como por ejemplo Pink.
La cantante, lejos de hacer honor al gremio de cantantes, se convertía en una de las excepciones de la noche de la mano de su vestido firmado por Tony Ward (?¿).
Katy Perry, a la que primero veíamos de Zac Posen, cambiana su atuendo en la celebración post-Grammy y se vestía de mujer Swarovski.
Por partida doble optan a premio esa misma noche, en un de las múltiples fiestas posteriores, Ciara de Givenchy Alta Costura, y Rihanna, de Viktor&Rolf.
Dejando de lado el capítulo alfombra roja, Isabel Lucas nos ha deleitado con un sencillo y preciso look firmado por Josh Goot en la presentación de su nueva película.
Mientras Emily Blunt deslumbraba en otra première, la de El Hombre lobo en Moscú, de la mano de un precioso Zuhair Murad.
Y Jessica Alba hacía gala de perfección en la presentación ante la prensa de Historias de San Valentín con un caleidoscópico Peter Pilotto.
Kate Moss ha sido una de las destacadas en sencillez.
Empatada a punto con Anne Hathaway el día de presentación de las candidaturas a los Oscars 2010.
Ashley Olsen una de las reinas del street style invernal.
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