Jenni Hermoso fue una minoría. El 82% de las víctimas de violencia sexual no denuncia por miedo a lo que viene después

El acoso y las represalias que viven muchas víctimas tras denunciar, especialmente cuando sus agresores tienen poder, es un problema real

Las Victimas De Violencia Sexual No Denuncia Por Miedo A Lo Que Viene Despues
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
ana-palomares

Anabel Palomares

Editor

Una de cada tres mujeres en el mundo está expuesta a violencia física y/o sexual por parte de su pareja o de otra persona según datos de la ONU.  Y es que casi el 90% de las víctimas de delitos sexuales contra la libertad sexual son mujeres y niñas y el 95% de los responsables de estos delitos contra la libertad sexual son hombres como apuntaban desde Amnistía Internacional. Es un problema con nombre propio que afecta a mujeres de todo el mundo.

El acoso sexual puede adoptar diversas formas, desde miradas y palabras hasta el contacto físico de carácter sexual, y darse tanto en casa, con nuestra pareja o familiares, como fuera de esta en entornos como el trabajo. 14 violaciones y 55 agresiones sexuales son denunciadas al día en España según datos del Ministerio de Interior que recoge Efeminista. Sin embargo, y según la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, el 13,7 % de las mujeres de más de 16 años ha sufrido violencia sexual en España pero solo el 8 % de las víctimas denunció.

Las represalias y el acoso tras la denuncia en datos

Los motivos para no denunciar pueden ir desde la vergüenza (en un 25,9%) al temor a no ser creídas (20,8%). Pero también por el miedo a las represalias tras denunciar, especialmente si la agresión se da en entornos laborales. Esas represalias son algo que hemos visto recientemente en casos como el de Jenni Hermoso, que aseguró en el juicio con Luis Rubiales haber recibido "amenazas de muerte” que le obligaron a  irse de Madrid con su familia.

No es la única. Chelo Álvarez, secretaria de la Asociación de Psicología y Psicoterapia Feminista y psicoterapeuta especializada en trauma explicaba a EFE que sienten culpa y vergüenza y en muchos casos, “tienen mucho miedo a que no las crean”, y a un procedimiento judicial que puede ser “largo y revictimizante”, además de sentir que podrían ser “señaladas y cuestionadas por romper el silencio”. De hecho, esta investigación de 2020 reveló que el miedo a las represalias es uno de los factores que disuade a las mujeres de denunciar el acoso sexual en el trabajo, especialmente si dependen económicamente de su agresor o si creen que no serán creídas.

Ese miedo a las represalias se magnifica cuando vemos, por ejemplo, el acoso machista que recibe una víctima cuando afirma que ha sido víctima de una agresión sexual, porque como bien indicaba Gema Chaparro en La Sexta, “una vez más, el foco se pone en la víctima”. Después de que Elisa Mouliaá dijera que Íñigo Errejón la había agredido, cientos de personas anónimas cuestionaban su testimonio, e incluso, como bien apuntaba Chaparro, “también la juzgan como madre”.

Los comentarios realizados por el juez Adolfo Carretero a Elisa Mouliaá durante la toma de declaración después de su denuncia por violencia sexual a Íñigo Errejón es una prueba más de que las víctimas pueden sufrir aún más tras la agresión. La declaración era a puerta cerrada pero se filtraron las imágenes y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) recibió más de 900 quejas y denuncias sobre la actuación del magistrado, llegando a iniciarse la diligencia informativa. Que existe un miedo al acoso que se produce después de la denuncia, especialmente en casos más públicos, es un hecho.

No solo sufrimos violencia, sino acoso tras denunciar esa violencia. Como bien afirmaba la magistrada y exdelegada del Gobierno contra la Violencia de Género Victoria Rosell cuando se presentaron los datos de la última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, cuando los agresores tienen poder y/o relevancia pública, la víctima sabe de antemano que entrará en proceso en el que no solo se la va a juzgar públicamente, también va ser perseguida por los medios de comunicación y va a ser señalada por muchos. "Sigues teniendo miedo al agresor, pero tienes más miedo a las consecuencias de tu denuncia que lo que te pueda hacer el agresor”, aseguraba Rosell durante la presentación de los datos. Tanto Rosell como Álvarez aseguraban en este acto que las víctimas lo tienen aún más difícil a la hora de denunciar si hablamos de que el agresor tiene cierto poder. "Si la denuncia te va a cerrar aún más puertas o sabes que el agresor te puede fastidiar la vida aún más que de lo que lo ha hecho con la agresión sexual, las mujeres no somos tontas, calibramos los pasos que damos, tenemos en cuenta el escenario. Con los hombres poderosos es mucho más difícil, una piedra más en el camino: en la empresa, en los medios de comunicación, en la política...".

Muchas víctimas temen enfrentarse a las represalias sociales y profesionales y lo cierto es que los investigadores han llegado a la conclusión de que sus miedos se basan en la realidad. De hecho lo hemos visto con los dos casos de Hermoso y Mouliaá que te hemos descrito anteriormente. Además, en el ámbito laboral algunas empresas tienden a trivializar el acoso sexual, lo que da lugar a hostilidad y represalias contra la víctima. Aunque en 2019 la Organización Internacional del Trabajo adoptó el Convenio sobre la violencia y el acoso y el artículo 10 exige que todos los miembros de la Convención proporcionen “protección contra la victimización o las represalias contra los denunciantes, las víctimas, los testigos y los denunciantes”, nos queda mucho camino por recorrer.

Acoso A Las Victimas Que Denuncian Violencia Sexual

Las represalias pueden tener un impacto negativo duradero en la salud física y mental de las mujeres que denuncian acoso sexual, incluso años después de la denuncia, y si eso se convierte en un problema más, muchas no denunciarán. Para que se produzca un cambio real en el paradigma, es necesario un enfoque múltiple en el que se tomen medidas en diferentes aspectos. Desde promover la igualdad de género y visibilizar el acoso hasta crear espacios seguros para las víctimas y lo más importante: cuestionar la cultura de la violación y la posición que como mujeres seguimos teniendo en el mundo.

Es importante recordar que la lucha contra el acoso y las agresiones sexuales es una tarea colectiva que requiere el compromiso de toda la sociedad. Y eso significa que todos tenemos que remar en la misma dirección, seamos del género que seamos.

Fotos | Planeta Calleja, Creedme (Netflix)

En Trendencias | Cómo reconocer a un misógino: 22 claves que te ayudarán a detectarlo

En Trendencias | Ghosting: en qué consiste y qué tipo de persona lo suele realizar

En Trendencias | Las 22 mejores series de mujeres de la historia de la televisión (y dónde verlas)

Inicio
×

Utilizamos cookies de terceros para generar estadísticas de audiencia y mostrar publicidad personalizada analizando tu navegación. Si sigues navegando estarás aceptando su uso. Más información