Un manual distribuido por la Escuela de Inspección de Trabajo da pautas a las funcionarias de cómo deben vestirse, maquillarse y hasta perfumarse para ofrecer una imagen más profesional y discreta en el ámbito laboral. Y la verdad es que la noticia nos ha sorprendido muchísimo (y no por la polémica que ha generado) sino porque no podemos evitar preguntarnos si estará el Ministerio de Trabajo intentando convertirse en la competencia de las estilistas de moda profesionales. O de Trendencias ;)
Lo que no nos ha sorprendido para nada son los consejos que dan en esta guía: nada de llevar estampados llamativos (o ir vestida hecha un cuadro a la oficina), los vaqueros mejor para el tiempo de ocio, los accesorios deben ser discretos y cómodos, llevar unas medias de repuesto en el bolso (ante posibles accidentes), evitar los incómodos taconazos y la bisutería de tamaño estratosférico, entre otras cosas. Trucos y pistas que cualquier estilista o personal shopper tiene anotados en un Power Point para instruir sus "lecciones de moda", pero dale este contenido a un ministerio y parecerá que estás haciendo un manual de los años 50 para señoritas bien.
Un escándalo de manual...
Pero la polémica está servida, aunque la ministra Fátima Bañez ha retirado el documento, tras las quejas de los sindicatos, quienes consideraban que los consejos que daban eran de marcado sesgo sexista y les parecía increíble que su origen fuera Inspección de Trabajo, precisamente el organismo del Estado responsable de perseguir las discriminaciones de ese tipo en los puestos de trabajo.
Sin embargo, en nuestra opinión da la impresión de que el manual elaborado por Equipo 7 Consultores es un recorrido por lugares comunes del estilismo para profesionales y que a los entendidos no nos sorprende que se aconseje evitar los brilli-brilli en la oficina, la fanfarria de colores o los tacones "tipo andamio". Volvemos a un lenguaje común de personal shopper. Casi de "revista de moda". Y el Ministerio de Trabajo no es lugar para este lenguaje.
La guía aconseja también que para conseguir “una imagen elegante y conservadora” las funcionarias deben “ser prudentes a la hora de repartir brochazos”, pero “independientemente de cuál sea nuestro ámbito laboral, jamás iremos a trabajar con la cara como si acabáramos de salir de la cama”.
Los hombres también a examen, pero menos.
En la guía elaborada por Equipo 7 Consultores también hay un hueco para dar indicaciones a los inspectores de sexo masculino, pero son mucho más generalistas: llevar un perfume que huela a fresco (con ir bien duchado podría ser más que suficiente), no llevar pins ni distintivos que puedan ser reivindicativos y huir de los calcetines blancos (les ha faltado prohibir las mangas ranglan).
En definitiva, que da la impresión de que el Ministerio de Trabajo se ha metido en el terreno de las estilistas profesionales y, aunque está en su derecho de dar indicaciones o consejos a sus trabajadores, también parece haberse metido en un berenjenal tremendo con este asunto. Vosotras, ¿qué opináis?
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