Quien nunca haya congelado pan, que tire la primera piedra... Fuera bromas, no es que haya que dejar de consumirlo recién hecho pero, con lo rápido que se echa a perder este alimento, el congelador es una bendición para no desperdiciarlo y que haya siempre un poco disponible en casa para emergencias. No obstante, incluso si por comodidad prefieres congelarlo sistemáticamente e ir sacándolo a necesidad, no tienes que sentir que estés haciendo algo mal. Todo lo contrario, de hecho, según lo que ha contado una nutricionista.
Que tener pan congelado es muy cómodo es algo que ya sabemos pero, lo que desconocíamos es que pudiera ser beneficioso para la salud. Y es que la nutricionista Beatriz González ha contado en su cuenta de TikTok que congelar el pan antes de comer sería bueno para la microbiota intestinal.
En sus propias palabras, al comer un pan que ha sido congelado previamente "estás alimentando a tus bacterias intestinales de una manera muy saludable”. Esto se debe a un cambio que sufre la composición del pan durante la congelación.
Más concretamente, el almidón presente en este alimento se transforma en un “tipo de fibra” a través de un proceso llamado retrogradación. Esta transformación hace que el almidón se convierta en almidón resistente, una sustancia que el intestino humano no es capaz de absorber por completo.
De este modo, al llegar al colon, las bacterias intestinales pueden utilizar el almidón resistente como alimento, lo que hace que liberen butirato. O lo que es lo mismo: un ácido graso esencial para la digestión. Esto, más concretamente, tiene una acción antiinflamatoria que es importante para el bienestar del intestino y otros órganos del sistema digestivo.
Lo que realmente ocurre
Aunque todo esto suena muy bonito y tiene cierta base científica, realmente no es así como lo cuentan esta y otros nutricionistas en redes sociales. Estudios científicos, como este publicado en 2007, solo han podido comprobar que el pan blanco casero puede reducir su índice glucémico tras pasar por el congelador. Sin embargo, los investigadores no detectaron ningún cambio en los panes comerciales. Sí pudieron comprobar que se reducía hasta un 18% el IG si se tostaba.
No obstante, aunque un pan casero blanco pueda reducir ligeramente ese IG, solo debería preocupar realmente a las personas diabéticas, que deben controlar mucho más el índice glucémico de los alimentos y sus niveles de azúcar. Además, hay maneras más sencillas y prácticas de reducir el IG del pan, como consumirlo con otros alimentos. De hecho, es más importante de cara a la salud general o para evitar engordar elegir con qué lo vas a acompañar.
Los expertos creen que ciertos aditivos que se añaden a los panes comerciales (incluidos los de la panadería) ya producen almidón resistente, por lo que congelarlo en casa no tiene ningún efecto adicional. Además, muchas masas son precongeladas.
Por otro lado, los panes integrales y elaborados con largas fermentaciones y masa madre ya son naturalmente mucho más ricos en almidón resistente, fibra y sustancias más beneficiosas de manera natural, por eso también sientan mejor y sacian más.
Foto de portada | Coffee Danube Still Life Photography
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