Es uno de los destinos de lujo de moda: Dubai. Quien no ha estado, sueña con visitar esta ciudad en un futuro próximo. Cada vez más próxima a nosotros, Dubai y los Emiratos Árabes Unidos todavía nos resulta una cultura lejana porque no hemos tenido un contacto directo con ese mundo, sus costumbres y tradiciones.
No hablo de lo que se oye desde los medios de comunicación sino de la realidad. Cuando fui la primera vez, en el año 2000, acepté sin pestañear la invitación pero luego me hice un montón de preguntas. Las básicas son mucho más sencillas de lo que te imaginas y la primera norma básica es: pon tu mente en blanco. Todo lo que imaginas, no es cierto.
Dubai es una de las ciudades más seguras del mundo, en especial para los turistas y las mujeres: cuidan mucho a los visitantes. Desde el agente de policía, el dependiente de comercio hasta el taxista. A cambio, sólo se le pide al visitante que respeten sus costumbres.
¿Qué me pongo?
Ni en sueños exigirían a las mujeres que usen el pañuelo negro árabe o shador: es su costumbre, no la nuestra. Se puede vestir como se quiera, todo lo que tengas en tu armario ahora mismo y nada que no te pusieras aquí en tu entorno. Son personas de mente más abierta de lo que imaginas en cuanto a nuestro modo de ser y vestir.
Las mujeres pueden usar tops sin mangas, palabra de honor, minifaldas y tacones de vértigo. Camisas transparentes, prendas ajustadas y escotes. El decoro allí es el mismo que aquí: no pases la linea de lo que es socialmente aceptable lo mismo que en tu casa. La excepción es el top-less en playas y piscinas a menos que sea muy privado.
En cuanto a los hombres, rigen reglas parecidas a las occidentales. Salvo que allí llevar pantalones cortos es motivo de risa y llevar los calcetines blancos con sandalias a lo “turista guiri” motivo de hilaridad. Enseñar cualquier tipo de ropa interior es indecoroso y ridículo, y eso incluye calcetines y el tanga de las señoras. Ellos, todos y todas, van cubiertos hasta los pies.
¿Qué hago
En Dubai, lo mejor que puedes hacer es disfrutar cada minuto de un país en el que te hacen sentir como un rey o una reina todo el tiempo. Cuando te hayas acostumbrado a los vestidos tradicionales de hombres y mujeres locales, ya no sentirás tanto esa barrera cultural y, cuando hables con ellos, te sorprenderá su voz pausada, aterciopelada y amable. ¡Tienen mucho encanto! Si no hablan inglés, hablarán francés o ambas lenguas extranjeras a la vez.
Puedes preguntar lo que quieras pero sin abordar: su ritmo es más pausado que el nuestro. Es mejor evitar iniciar la conversación con mujeres y esperar que sean ellas las que se dirijan a tí, seas hombre o mujer. Norma especialmente estricta para los hombres.
No te sientas incómodo como extranjero: ellos saben que lo eres y, si hicieras algo poco apropiado, tendrán en cuenta que ignoras ese detalle. Lo que sí les incomoda mucho a ellos son las muestras demasiado afectivas en público, incluída una cena íntima en casa, por ejemplo. No supone un problema cogerse de la mano para pasear (algunas parejas locales también lo hacen) pero la libertad que existe en Occidente en ese sentido mejor no tomársela. No van a llamar a la policía pero llamarás la atención de una forma nada aceptada socialmente.
Cuando te presenten a alguien o vayas a saludar a los conocidos locales, debes presentar la mano para estrecharla. No des los dos besos de rigor en las mejillas a menos que sepas que ellos también saludan así, y mucho menos a una persona del género contrario.
¿Qué digo?
No se espera de tí que sepas cómo se saluda o cómo se dan las gracias en su idioma pero lo vas a oir tantas veces al día que acabarás sabiéndolo. Una gran sonrisa te puede salvar de algun apuro. Están muy habituados a conversar con occidentales, somos nosotros los novatos así que permite que te guíen.
Puedes abrir cualquier tema de conversación, incluso los que marcan su vida y su existencia como la religión y la política. Pero, a menos que estés muy seguro que no van a ofenderse, evita juzgarlos segun los estereotipos que nos hemos formado de ellos en Europa. Se podría crear un ambiente difícil de relajar. No olvides que estás en su país, en su casa.
En cuanto a la religión de cada uno, da lo mismo si eres musulmán, cristiano o budista: cada uno con sus creencias. Lo que sí resulta raro de digerir es que seas ateo o agnóstico. En Oriente Medio pueden considerarte una persona con falta de moralidad, ética o educación por no creer en un Dios. Es algo incomprensible para ellos, tanto por parte de musulmanes como de cristianos.
Y llévate en la maleta mucha paciencia y calma o aprende a vivir más relajadamente allí: te das cuenta en seguida de lo estresados que vamos siempre, a toda máquina. Puedes quedar para tomar un té en compañía y que no se hable de nada. Sólo estar, sin conversar: no hace falta cortar el hielo. Las prisas pueden significar que te aburren o que no estás bien con ellos.
Fotos | Ammar Abd Rabbo, Makz, jrodmanjr
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