Delphine Arnault, hija de Bernard Arnault, y hasta el pasado lunes 24 de junio directora general adjunta de Dior, acaba de ser nombrada directora general adjunta de la maison Louis Vuitton. La heredera del imperio, junto a su hermano Antoine, mantiene estrechas relaciones con todos los diseñadores del grupo y, al parecer, tuvo mucho que ver con el nombramiento del belga Raf Simons.
Delphine que llevaba cinco años trabajado, codo con codo, con Sydney Toledano, se pondrá, a partir de ahora, a los mandos de Louis Vuitton, pilotando la nave al lado de Michael Burke, y se encargará de gestionar el conjunto de actividades relacionadas con los artículos de cuero, con el fin de llevar a cabo una estrategia para subir la gama y revalorizar la imagen de marca a través de los productos más raros, más caros y más exclusivos que quepa imaginar.
La número dos de Louis Vuitton está muy acostumbrada a todo este sector, pues empezó a dar sus primeros pasos precisamente aquí, en España, trabajando para Loewe en la época en la que Narciso Rodríguez era su director artístico.
Ahora que ya ha cumplido 38 años, su progenitor ha debido considerar que ya está preparada para dar el gran salto. Delphine desembarca en Louis Vuitton en un momento clave, pues la firma está decidida a privilegiar los bolsos de cuero en detrimento del vinilo. Ante la avalancha que se avecina, ¿darán a basto las fábricas de Loewe?
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