Gucci ha convertido la pasarela en un hospital. La primera parte nos ha asustado un poco con salidas solo en color blanco, alejada de la sofisticación habitual que caracteriza a la firma.
Pero en la segunda parte, Alessandro Michele lo ha vuelto a conseguir, nos ha vuelto a enamorar con looks cargados de estilo y elegancia. La marca quiere transmitir una conversación abierta sobre cómo las prendas que lucimos pueden definir nuestra identidad y contar nuestra historia, y a veces hacer historia.
En la primera parte del desfile hemos visto 60 salidas en color blanco, marfil y beige, a modo de uniformes, ha sido la parte que según el creador representa la vestimenta dictada por la sociedad. Una manera de frenar la identidad.
En la segunda parte del desfile nos hemos enamorado de creaciones cargadas de estilo y sofisticación, espectaculares y delicados vestidos de lentejuelas, tules, encajes, transparencias y femeninos abrigos de paño, todo en una gama de colores muy llamativa y alegre con verdes, fucsias, naranjas y tonos flúor, además del indiscutible negro.
Looks de estilo masculino formado por trajes en tonos pastel y combinados con camisas. Dos piezas con estampados de estilo retro y cinturas ajustadas, además de salidas de estilo setentero, que se complementan con maxi gafas de sol de pasta, collares de oro con cabezas de animales y flores.
Fotos | Gucci