Uno de los fenómenos más sorprendentes en los últimos años en cuanto a creación de una persona como icono de la moda, me quedo con Megan Fox. Con una imagen completamente choni la han querido situar como una de las mujeres más estilosas del momento, algo que, sin duda, no es en absoluto.
Por un lado tenemos el estilo de nuestro querido alien neoyorquino bautizado como Olivia Palermo y por otro el de Megan Fox. Dos polos opuestos a la hora de hablar de qué es estilo o qué no lo es. Para mí, el de la actriz de “Transformers“ es de los menos convincentes de la actualidad y de ahí a que lo refleje en este contra-estilo.
Por más que la hayan querido vestir con los mejores trapitos y los vestidos de las mejores marcas no convence. Quien no tiene percha, no la tiene, por más que los mejores asesores de imagen la vendan bien.
No hay que irse muy lejos, en el Festival de Toronto la vimos con este minivestido de Valentino que en otra persona habría lucido mil veces mejor que en ella. Es la clase y la elegancia, algo que no tiene, lo que hace que no acierte.
El estilo choni es el que mejor logra, aunque lo quiera ocultar. En cuanto se la ve con grandes aros como pendientes ya saca su vena menos acertada. Grandes aros o pequeños, da igual.
A esto se une el particular cuidado y su fisionomía facial. Con unas cejas completamente depiladas en dos tiras bien finas y que parecen hasta pintadas. A mí este detalle nunca me ha gustado. Es antinatural y cuando es tan evidente, hace feo.
El color de pelo no le ayuda. Morena oscura a más no poder, una melena que otras lucirían con estilo, pero que en el caso de Megan Fox es otro de sus rasgos más característicos de este estilo choni.
Por no hablar ya de algunos de los peinados que le hacen. Propios de estilo nada más verlos. La gomina, la longitud de la melena, etc.
Le da igual estropear un vestido de Roberto Cavalli que uno de Alberta Ferreti, ella, donde se siente más cómoda es en los minivestidos fucsia donde puede marcar sus encantos. Ahí sí es Megan Fox y no es el producto que nos intentan vender.
Luego están sus gestos, su manera de actuar en público, su provocación, su tatuaje de Marilyn Monroe en el brazo derecho, su símbolo en el antebrazo izquierdo, y la frase de Shakespeare, perteneciente a “El Rey Lear”, que ella convierte en hortera al tatuársela en la espalda y que dice así: “We will all laugh at gilded butterflies“.
Cuando veo una lista con las mejores vestidas del año y veo a Megan Fox ya me dejo de creer esa lista. Porque no nos engañemos, Megan Fox fue creada como nuevo mito sexual para los hombres y no como referente de estilo. Hasta tal punto que ella ha declarado que “no soy una puta“, una de las mil frases que pasarán a la “historia” y que nuestros compañeros de Poprosa destacan entre risas.
Su físico es espectacular, FMH y demás revistas han dado buena cuenta de ello, ¿pero hay algo más aparte de eso?
Megan Fox es una bomba sexual para vender y no hay más. Que me vendan a esta mujer como referente de estilo sólo porque es popular y unos asesores han hecho bien su campaña, es algo que no me creo. Y si no, echad un vistazo atrás a cómo era su estilo hace unos pocos años… es digno de un museo de los horrores.
¿Qué os parece a vosotros?
Fotos | Zimbio
Ver 27 comentarios