Katherine Johnson, una [matemática afroamericana que aportó contribuciones decisivas al programa espacial de la NASA][1], [falleció el pasado 24 de febrero][2] a la edad de 101 años.
Johnson pasó a la fama gracias al libro [Figuras Ocultas][3] de Margot Lee Shetterly, que posteriormente se adaptaría a la gran pantalla [a través de la película del mismo nombre][4]. Su legado es una motivación para [las mujeres y otras minorías subrepresentadas][5] en las matemáticas y en la ciencia en general.
Como [historiadora especializada en matemáticas][6], me he dedicado al estudio de las mujeres en este campo del saber y he utilizado el libro "Figuras Ocultas" en mis clases. Creo que existen varias ideas contemporáneas de las que todos nos podemos beneficiar examinando la vida de Katherine Johnson.
1. Los mentores marcan la diferencia
Cuando era joven, los padres de Johnson fomentaron su capacidad intelectual
Puesto que no había [ninguna universidad para jóvenes afroamericanos][7] en White Sulphur Spring, la localidad de Virginia Occidental donde residían, la familia se mudó a Institute, en el mismo estado, en pleno curso escolar. Johnson [se matriculó en la Universidad estatal de Virginia Occidental][8] cuando solo tenía 14 años.
En la universidad Johnson fue alumna de [Angie Turner King][9], una mujer que compaginaba su trabajo en el laboratorio de la universidad mientras estudiaba para convertirse en una de las primera mujeres afroamericanas en obtener un máster en matemáticas y química, algo que finalmente logró cuando se doctoró en educación de las matemáticas en 1955.
King le enseñó a Johnson geometría y la animó a perseguir una carrera en matemáticas. Con trece años más que Johnson, le mostró una vida de posibilidades.
Johnson se graduó con [tan sólo 18 años][10] y en la universidad tuvo la gran suerte de aprender de [W. W. Schieffelin Claytor][11], el tercer afroamericanos en doctorarse en matemáticas en Estados Unidos. Claytor animó a Katherine a dedicarse a la investigación matemática en un momento, los años 30 del siglo XX, cuando [solamente poco más de 100 mujeres americanas se consideraban matemáticas profesionales][3].
2. El resultado de las matemáticas en la universidad
Cuando Johnson finalizó el plan de estudios de matemáticas en la universidad, Claytor creó [asignaturas especializadas sólo para ella][14], entre las que se incluían un curso en geometría analítica.
Los conceptos matemáticos se fueron sumando y las matemáticas que aprendió en esta clase la ayudaron durante su trabajo en la NASA muchos años más tarde. Fue capaz de utilizar esta capacidad analítica para [verificar las computaciones de ordenador para la órbita de John Glenn][7] alrededor de la Tierra y para ayudar a determinar la trayectoria del viaje del Apollo 11 a la luna, entre otros logros.
3. La importancia de la determinación
Mucho antes de que la psicóloga [Angela Duckworth][15] hablara de la importancia del poder de la pasión y la perseverancia en forma de determinación, Katherine Johnson ya había cultivado esta cualidad.
En 1940 aceptó en convertirse en uno de los tres estudiantes cuidadosamente seleccionados para [terminar con la segregación de los planes de estudios de la Universidad de Virginia Occidental][16]. También tuvo que ponerse "firme y contundente" para lograr que se reconocieran sus contribuciones a la investigación en la NASA.
[Para el año 1960][17] sus esfuerzos se vieron recompensados, convirtiéndose en la primera persona afroamericana e incluso en [la primera mujer cuyo nombre aparecía en un informe de investigación de la NASA][8]. A día de hoy, [los archivos de la NASA][18] cuentan con más de 25 informes científicos sobre la historia de los vuelos espaciales, de los que Johnson ha sido autora o coautora, siendo el mayor número de informes firmados por cualquier persona afroamericana o cualquier mujer.
4. El poder de luchar por nosotros mismos
Cuando se creó la NASA en el año 1958, a las mujeres todavía no se les permitía atender las reuniones de las pruebas de vuelo.
Inicialmente, Johnson se dedicaba a hacer preguntas sobre estas reuniones y a "escuchar una y otra vez", pero llegó un momento en el que solicitó asistir a dichas reuniones. Por lo visto, los hombres se cansaron de sus preguntas y acabaron permitiendo que asistiera a las reuniones.
5. El poder de un equipo
En el año 1940, Johnson se encontraba entre el 2% de todas las mujeres afroamericanas que habían obtenido un título universitario y por aquél entonces estaba entre casi un 60% de aquellas mujeres que se habían hecho profesoras.
Posteriormente, se unió al equipo de informática del Langley Research Center donde las mujeres "encontraron trabajo y se conocieron entre sí", ayudándose las unas a otras y asegurándose que nada que saliese de sus oficinas tuviera errores. Trabajaron de forma conjunta para poder avanzar de forma individual y colectiva mientras realizaban cálculos para misiones espaciales e investigación aeronáutica.
6. El poder de las mujeres que luchan por los derechos de las mujeres
Aunque Johnson comenzó trabajando como calculadora humana en el equipo de informática West Computing Group, dos semanas más tarde se trasladó al departamento de maniobras de carga de la división de investigación aeronáutica bajo la dirección de Henry Pearson.
Cuando se terminó su período de prueba de seis meses era el momento de hacerla fija y Dorothy Vaughan, la que por aquél entonces era la jefa del departamento de informática y la antigua jefa de Johnson, le dijo a Pearson que "o le daban un aumento a Johnson o se la devolvían a su departamento". La respuesta de Pearson fue ofrecerle el puesto a Johnson con su aumento correspondiente.
7. El legado de la posibilidad
En marzo de 2014, Donna Gigliotti, productora de películas como Shakespeare enamorado y El lector, recibió una proyecto de 55 páginas basado en la historia de las mujeres matemáticas afroamericanas en la NASA.
"No me podía quitar de la cabeza la idea de que se trataba de una historia real de la que no había sabido nada hasta entonces", confesaba Gigliotti. "Pensé que tenía que ser una película". La corazonada de Gigliotti finalmente se convirtió en la película "Figuras ocultas" y toda una generación de jóvenes pudieron aprender sobre las posibilidades de las matemáticas y de la ciencia.
El Departamento de Estado de EE.UU. proyectó la película en países en vías de desarrollo de todo el mundo para animar a las mujeres a considerar las posibilidades de una carrera en ciencias y matemáticas. La empresa Mattel creó una barbie de Katherine Johnson como parte de su serie "Mujeres Inspiradoras" para celebrar "los logros de una pionera que rompió moldes en cuanto a raza y género".
Autor: Della Dumbaugh, Professor of Mathematics, University of Richmond.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí
Traducido por Silvestre Urbón.
Fotos| Gtres