Marc Jacobs ha tocado una melodía pop. Bajo acordes de los Doors, los Kinks y la Velvet Underground sale con paso firme su mujer peinada cual Catherine Deneuve de antaño y vestida con una revisión especial de prendas de lolitas soñadas por Nabokov…
La locura de su colección de invierno en honor a Anna Piaggi, su sombrerera loca particular, se ha convertido en material más llevable en el verano. La mujer no parece ser la la excéntrica gemela de Helena bonHam carter con sus mezclas imposibkes, sus toquillas de la abuela y sus botines de Dartañán pero sigue teniendo ese toque Jacobs que la hace reconocible por su candidez con toque retro.
Muy buena su revision del estampado felino y preciosa la de los vestidos de raso mini sólo aptas para chicas mods que no se suben a la vespa porque su pierna no les alcanzaría, no por timidez en mostrar sus vergüenzas.
Irregular su propuesta de rayas horizontales y verticales: rayas ¡si!, tan anchas, son de lo más difíciles visualmente y ensanchan cual ojo de pez aunque sea la mismísima gamba quien las luce.
Y si las rayas de Jacobs son difíciles de digerir, el largo por debajo de la rodilla transforma la Nico más sexy en una groupie arrependida camino del convento. Un no, por no favorecer, el último de los propósitos de toda moda.
Los estampados gráficos y rectos cual espigada modelo me convecen más, por ser puro años 60, tan gráficos como las portadas de las revistas de la época y los logos de los grupos como los Who con sus circunferencias perfectas.
Preciosos sus vestidos bicolores con sinuosas líneas blanco níveo y sus recuerdos a Mondrian.
Muy apetecibles sus vestidos de noche que mezclan el oro de Studio 54 con el blanco y negro tan propio de los sesenta.
En Trendencias | Diane von furstenberg primavera 2013:combate la crisis con color
En Trendencias | Altuzarra Primavera-Verano 2012: crecimiento hacia el gran público
Ver 6 comentarios