En un mes cumplo 36 años. Tengo una profesión, unos amigos maravillosos, una familia que me quiere y una salud cuestionable, pero soy feliz. Algunos días más, otros menos, pero en general diría que estoy bastante satisfecha con mi vida. Ah, y tengo pareja. Si tuviéramos que medir mi felicidad este dato sería irrelevante, pero desde que tengo una pareja estable, me doy cuenta que se espera de mí que dé un paso más. Y que lo haga pronto (porque más me vale).
Debo de ser una persona excepcional, de lo contrario no entiendo por qué todo el mundo está tan interesado en que yo deje mi legado.
Cuando cumplí los treinta, la pregunta de «¿Para cuándo un bebé?» empezó a ser muy común en mi día a día. Este tipo de conversaciones es algo usual entre los amigos, pero a mí me lo preguntan las personas a las que apenas conozco. Es un tema recurrente en las conversaciones con los que ya tienen hijos. No me preguntan cuánto gano, cuánto pago de alquiler o cuándo fue la última vez que practiqué el sexo: es obvio que son preguntas demasiado íntimas. Sin embargo todo el mundo se ve con derecho a interesarse por mi planificación familiar. Dicen que es algo normal.
¿Lo es?
Hay dos detalles que me inquietan bastante. Por un lado, nadie me pregunta si quiero tener hijos o no, dan por hecho de que lo estoy deseando. Pero hay algo más: cuando estaba soltera nadie se interesaba por mi futuro como madre. Me preguntaban por mis planes en general, me preguntaban por mi trabajo, me preguntaban por mis aspiraciones. Pero una vez conocí a mi novio, la pregunta clave es: «¿Para cuándo un bebé?»
Si pensáis que me lo tomo demasiado a pecho, imaginad un diálogo a la inversa en el que yo cuestiono la maternidad o la paternidad de alguien (y eso que hay bastante gente que, en mi opinión, no tenían que haber tenido hijos).
Ponerse en la piel del otro siempre es una buena idea.
Para ser más concreta, he hecho una lista de algunas de las respuestas que tengo preparadas para esos curiosos que tanto empeño tienen en saber cuándo me voy a quedar embarazada.
Respuesta nº1: tú no eres yo
-Oye, ¿hijos para cuándo?
-Pues no sé si me apetece.
-Pues ya tienes 36 años. No lo digo por nada, pero no te queda mucho tiempo. Yo de ti congelaría los óvulos.
-Pues hazlo.
Respuesta nº2: no controles mi momento perfecto
-Oye, ¿hijos para cuándo?
-Pues no sé si me apetece.
-Nunca es el momento perfecto. Si esperas a estar económicamente estable, mal vamos.
-¿Tan inútil me ves?
-No, mujer, no te lo tomes a mal, ¿eh? Lo que intento decirte es que nunca es el momento. Pero luego los tienes y te apañas.
-No estoy esperando EL momento.
-¿Y entonces?
-Y entonces nada.
Respuesta nº 3: no envidio tu suerte
-Oye, ¿hijos para cuándo?
-Pues no sé si me apetece.
-Mira, yo tampoco quería ser madre. Sin embargo ahora lo soy y es lo mejor que me ha pasado en la vida.
-Me alegro por ti.
Respuesta nº 4: si todo fuese tan fácil...
-Oye, ¿hijos para cuándo?
-Pues no sé si me apetece.
-Tener un hijo es el acto de máximo amor. De repente dejas de ser egoísta.
-Quién lo iba a decir…
Respuesta nº 5: empezaste tú
-Oye, ¿hijos para cuándo?
-Oye, ¿un buen puesto de trabajo para cuándo?
Respuesta nº 6: no se puede meter más la pata
-Oye, ¿hijos para cuándo?
-Soy infértil.
-Oh, Dios, perdóname.
Estos son mis diálogos con personas a las que apenas conozco. Mis respuestas no son demasiado simpáticas, lo sé, desde luego que hay formas más educadas de contestar a esa pregunta.
Pero también cansa dar explicaciones a los desconocidos sobre por qué quieres vivir de una manera determinada, como también disgusta escuchar la amenaza de "ya te arrepentirás".¿Por qué se habla tan poco de las madres arrepentidas?
Un pequeño apunte: no sé si soy infértil, pero me parece necesario que la gente se dé cuenta de también hay mujeres en el mundo que intentan quedarse embarazadas y no lo logran. Mujeres que pasan por tratamientos muy agresivos porque desean ser madres. Pero también hay mujeres que no tienen hijos porque sus parejas son infértiles y esa es su elección.
Deberíamos empezar a ser conscientes del disgusto que puede suponer una pregunta tan íntima y sobre lo grosero que llega a ser la intromisión en vida de los demás.
Estamos luchando por nuestros derechos sociales y laborales. Estamos denunciando acosos y la cosificación de la mujer. Pero seguimos criticándonos por las decisiones que tomamos y por el estilo de vida que elegimos. Hoy en día nos “permiten” tener voz, ser lesbianas, ser solteras y tener lorzas. Pero si una mujer decide no tener hijos, en muchos casos se duda de su autenticidad. O, que es peor, nos clasifican como “las que todavía no han encontrado a un hombre adecuado”.
Hay algo aquí que no me cuadra.
P.D: llevo un rato buscando imágenes para ilustrar este artículo. Hay pocas series y películas sobre las mujeres que no quieren ser madres, y las pocas que no lo son, nos caen bastante mal. Pensémoslo
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