Ay, Facebook, nuestro amienemigo favorito. Ya podemos pasarnos el día enganchados a las últimas actualizaciones de Twitter, instagrammear como verdaderas profesionales o perdernos entre tableros de Pinterest. Da igual. Facebook sigue siendo el rey. Quizá sea porque lo sabe usar de igual modo nuestro primo de 11 años que nuestra madre (aunque quizá eso debería horrorizarnos), pero el caso es que todos usamos Facebook. Pero, ¿sabemos si Facebook también nos usa a nosotros?
Un rastro difícil de eliminar
Sobre la gestión que Facebook hace de nuestra privacidad han corrido ríos de tinta. Una de las quejas más comunes por parte de los usuarios es el hecho de que, incluso dándose de baja de la red social, algunos contenidos compartidos en ella previamente continúan (o pueden continuar) allí durante al menos 90 días. Y, en el caso de los mensajes privados o la información de registro, ni siquiera llega a eliminarse. La política de privacidad que todos leemos aceptamos al darnos de alta lo indica claramente.
Facebook sabe demasiado sobre mí
Facebook recibe una cantidad sorprendente de información sobre los lugares que visitamos desde el dispositivo desde el que accedemos a la red social. Es por eso que, si estamos buscando hotel en Londres, durante unos días, Facebook nos mostrará obsesivamente anuncios de hoteles en Londres. No es casualidad. Es el uso que Facebook hace de las cookies que recibe desde webs que incluyen su widget (casi todas).
No quiero convertirme en un anuncio
Desde hace algún tiempo, podemos ver en Facebook banners en los que se nos informa de que a un amigo nuestro le gusta una determinada página. Lo mismo ocurre en sentido contrario, claro. Es decir, desde el momento en que damos a 'me gusta' a la página de un producto, estamos generando un anuncio en el cual nuestra imagen se asocia a un producto.
Facebook decide qué información me da
En una reciente investigación, antiguos trabajadores de Facebook denunciaban cómo el equipo encargado de seleccionar las noticias que aparecen en el timeline de los usuarios descartaba las noticias de carácter conservador. En Estados Unidos, ya se considera Facebook una de las principales fuentes de recepción de noticias por parte de los usuarios, por lo que la selección de noticias según su tinte político se convierte en una forma de manipulación (aunque Facebook se apresuró a desmentirlo).
¿Y si me interesa algo que no me muestran?
El algoritmo que Facebook utiliza para decidir qué noticias aparecen en nuestra página de inicio es un misterio insondable. En base a una serie de parámetros (la mayoría de ellos, desconocidos), recibiremos las actualizaciones de algunos de nuestros amigos y no las de otros. Lo mismo ocurre con las páginas que nos gustan, con la salvedad de que, en ese caso, su presencia dependerá de la inversión que hagan en publicidad.
¿Cómo sabe Facebook a quién conozco?
No tenemos la respuesta. Bueno, ni nosotros ni millones de usuarios que se hacen esta misma pregunta. ¿Nunca os ha dado un poco de pánico ver a quién os recomienda Facebook en la sección Personas a las que quizá conozcas? Sí, muchas veces se trata de personas con las que compartimos amigos en común o determinada información biográfica (centros de estudios o de trabajo, ciudades en las que hemos vivido...). Pero, ¿qué ocurre cuando nos muestra a personas a las que conocimos en una cita hace años, pero con las que no compartimos más datos biográficos? ¿Cómo puede ocurrir? Facebook dice que lo determina según la edad, la procedencia geográfica, la información personal y muchos otros factores. Quizá, hasta que no conozcamos el significado exacto de ese muchos otros factores, deberíamos plantearnos nuestro uso de esta red social.
¿Y si quiero permanecer al margen de cualquier red social?
A mí me gustan las redes sociales. Tengo cuentas personales y profesionales en casi todas. Pero, en mi entorno, hay mucha gente que reniega de ellas. Sin embargo, pocos escapan al influjo de Facebook. Un amigo me contaba hace poco que tuvo que darse de alta porque se había quedado sin ir a un par de fiestas de cumpleaños porque se organizaban a través de eventos en Facebook. De todo mi entorno joven, solo conozco a una persona que no tiene ni ha tenido nunca cuenta en Facebook. ¿Es ajena a su influencia? Pues no. La he visto en varias fotos de grupo y vídeos que han subido otros amigos. Es cierto que no se la puede etiquetar ni Facebook conoce ningún dato de ella, pero cualquier amigo de sus amigos puede ver su cara en una fiesta, un viaje o cualquier otro ámbito en el que, seguro, a ella no le gustaría aparecer. Quizá la única manera de permanecer hoy en día al margen de cualquier red social sea, en realidad, permanecer al margen de la sociedad.
Fotos | Pixabay.
En Trendencias | En qué nuevas redes sociales merece la pena estar (si no estás ya) e invertir tu tiempo.
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