Undécimo día de guerra en Ucrania: Muertes en las evacuaciones de civiles fallidas. Putin siembra el terror contra los civiles para rendir las capitales. La artillería tritura vías férreas y carreteras convirtiéndolas en trampas sin salida... son algunos de los titulares del día de hoy.
La actualidad dispara nuestra ansiedad. Primero fue la pandemia, después la crisis económica con el precio disparado de la luz y la gasolina, y ahora una guerra que jamás pudimos imaginar.
Como consecuencia, la angustia y la ansiedad ante la incertidumbre se apoderan de muchos de nosotros y, aunque somos unos inmensos afortunados por no estar viviendo en persona esta invasión sin límites de Rusia a Ucrania, las noticias que nos llegan desde Kiev y alrededores empiezan a pasarnos factura a nivel psicológico.
Esta suma de factores puede provocar angustia, ansiedad, depresión, insomnio... Una realidad que nos sobrepasa. ¿Cómo nos afecta a nivel psicológico la guerra de Ucrania y cómo podemos afrontarla? Los expertos responden.
Las consecuencias de la guerra en el mundo
Queremos estar informados pero nos afecta lo que vemos y oímos en cuanto cogemos el teléfono, ponemos las noticias o entramos en un bar. Familias rotas, de miles de personas abandonando sus hogares, partos en el metro mientras se escuchan bombas a lo lejos, luchas de poder...
El periodista Alvaro Alvarado recoge que después del bombardeo de Rusia en la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, las principales búsquedas en Google fueron "yoduro de potasio", "pastillas de yodo" y "qué hacer ante un ataque nuclear". Como consecuencia, ciertos medios informan sobre qué hacer ante un ataque nuclear, generando alarmismo y cierta psicosis, factores que atentan directamente contra la salud mental.
El síndrome Post Vietnam
Desde Somos Mandarina, centro de Psicología y Psiquiatría, detallan que la guerra de Vietnam (1964-1973) dejó unos 700 mil veteranos que han requerido de algún tipo de ayuda psicológica: "El denominado síndrome post Vietnam se diagnosticó con una alta frecuencia en la década de 1970 y este hecho constituyó uno de los factores importantes para que la Asociación Psiquiátrica Americana incluyera al Trastorno por estrés postraumático (TEPT) (PSDT) como una de las patologías en el DSM-III (El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría) de 1980".
Somos Mandarina asegura que en cualquier guerra, los niños que la viven, a nivel psicológico, pueden sufrir conductas regresivas, altos niveles de ansiedad, crisis de pánico ante leves separaciones de la figura de seguridad, ansiedad generalizada, alteraciones del autoconcepto y autoestima, trastornos de conducta, del sueño, desensibilización (muy común en niños soldados) para poder mantener niveles tan altos de violencia y odio o riesgo muy alto de abusos sexuales.
Una alteración grave y múltiple
Las expertas mencionadas aseguran que una guerra es una alteración grave y múltiple. "Es una alteración en lo social porque llevamos a la sociedad a su mayor desorganización posible. Una alteración cultural, ya que se pierden valores históricos atesorados e incluso, en ocasiones, se vive un desarraigo de la cultura y una imposición de una nueva", enuncian. Y aseguran que también es una alteración económica, ya que se destruye la infraestructura económica existente para implantar una nueva que responda a la obtención de ganancias y las clases más poderosas.
"Es una alteración medio ambiental, ya que se destruyen y se contaminan ciudades... y una alteración en la salud pública del país y del mundo, ya que se alteran los tratamientos que necesitan los enfermos del país, se alteran pruebas y servicios rutinarios con graves consecuencias a corto, medio y largo plazo", concluyen.
En definitiva, una guerra lleva al ser humano a contextos de muchísima tensión, pérdida y duelos múltiples con las consiguientes consecuencias en su salud mental. Lo prioritario para quienes la viven es la supervivencia.
Así nos afecta a nosotros la guerra de Ucrania
Mencionábamos antes que las noticias sobre Ucrania pueden afectar directamente a nuestra salud mental. Nos sentimos tristes, enfadados, frustrados o desolados ante la incertidumbre y tenemos miedo.
"En estos últimos tiempos hemos pasado por diversas situaciones en las que hemos sentido varias emociones y una de ellas es el miedo", explican desde Psicotravesia, portal de psicólogas y psicoterapeutas que reflexionan sobre la salud mental. Exponen que esos miedos son como un gran monstruo que nos hace sentir pequeños y no nos permite hacer aquello que deseamos. En algunos casos, queremos huir o deshacernos de las situaciones que nos generan esa emoción y puede que, incluso, hacer eso termine generando más miedo y ansiedad.
El miedo, una emoción fundamental para nuestra supervivencia
"El miedo es una emoción importantísima para nuestra supervivencia. Su intención positiva es protegernos de peligros, que pueden estar basados en la realidad o ser irracionales e imaginados. Pueden estar anclados en el presente, estar muy conectados con algo de nuestro pasado o con lo que pensamos que sucederá en el futuro", explica Agustina Pérez Rioja, psicóloga especialista en desarrollo emocional, bienestar psicoemocional y coaching profesional.
Añade que todos hemos sentido miedo porque es una de las emociones más básicas de nuestro mundo emocional. Es más, sentir miedo activa nuestro sistema más arcaico y animal que nos permite sobrevivir y limita nuestra capacidad de pensar. Sin embargo, muchas veces huimos de esta emoción: no queremos sentir miedos porque nos rompe la calma, revuelve nuestra vida aparentemente equilibrada y nos hace sentir inseguros.
Desde Psicotravesia aseguran además que sentir miedo no es malo, es una emoción humana y la señal de que hay algo valioso para nosotros que está en peligro en esos momentos. "Cuando tomamos consciencia de lo que está pasando y aceptamos nuestros miedos es cuando podemos afrontarlo y ver las posibilidades que se presentan", concluyen.
Cómo afrontar el miedo
- Acoge y normaliza tu miedo: Hay que hablar de la guerra sin tapujos, sin que sea un tema tabú. Pero si bien el miedo es una emoción necesaria para la vida, los expertos consultados coinciden en que cuando nos domina, impide que podamos expandirnos y abrirnos a todas las posibilidades de la vida. Por eso, explorar nuestros miedos es fundamental en el crecimiento personal y en la sanación emocional". La cuestión aquí no es el miedo en sí, advierte Pérez Rioja, sino lo que hacemos con el miedo: nuestra interpretación, nuestras decisiones y el curso de acción que escogemos al sentir esta emoción. La respuesta no es no sentir miedo, el miedo se irá y vendrá. No se trata de dejar de tener miedo sino de seguir a pesar de sentir ese miedo. "La clave es entender que tienes miedo, pero que tú no eres tu miedo te puede ayudar a construir una perspectiva más amplia e incorporar nuevas situaciones y escenarios".
- Infórmate bien y contrasta: asegúrate de no creerte bulos o mentiras.
- No te aferres a las malas noticias: en este sentido, los expertos recomiendan estar informados pero con control, limitando las horas de consumo para no obsesionarnos. Es decir, no aferrarse a las malas noticias
- Entrena tu mente: Es la clave para esperar lo mejor de cada situación.
- Habla del tema con familiares y amigos: es saludable que en tu entorno se conozca que sientes miedo. Puedes optar por hablar y escribir para sacarlos de tu interior y comenzar a verlos como algo manejable y nada extraordinario.
Fotos | Pexels, Serie 'This is us', Telecinco, Película 'Salvar al soldado Ryan'