El método de Marie Kondo lleva entre nosotras ya varios años, dado que la joven japonesa publicara, en 2011, su conocido libro La magia del orden. Sin embargo, con su llegada a Netflix hace tan solo unos días, su fama y las bases de su método han empezado a correr como la pólvora. Por supuesto, esto ha hecho que Marie Kondo se hiciera con defensores y con detractores en sus filas. Y es que su método puede ayudarnos a ordenar, pero desde luego no deja indiferente a nadie.
Algunas personas, al ver la serie, nos hemos empezado a plantear si nuestro estilo de vida el adecuado o si acaso eramos demasiado desordenados. Nos preguntamos si es un problema que tengamos muchos libros en nuestras estanterías o si, acaso, deberíamos deshacernos de todo ese fondo de armario que casi no usamos, pero que guardamos por si algún día lo necesitamos. ¿Es un problema ser un poco desordenado? ¿Pasa algo si nuestro estilo de vida no es como el que muestra Kondo?
Funciona o no nuestro desorden para nosotros
La respuesta no es ni sí ni no, sino que depende de cada una de nosotras y de lo que funcione para nuestras vidas. Con funcionar nos referimos a que podamos ser funcionales y nuestro desorden no interfiera con nuestra vida habitual.
Para aquellas que hayáis visto alguno de los capítulos de la serie de Marie Kondo, quizás hayáis notado que todas las personas que salen en los capítulos sienten que el desorden está interfiriendo con sus vidas. En algunos casos, está generando problemas de pareja, o impidiéndoles avanzar. En otros casos el desorden no es el problema en sí, pero sí uno de los síntomas. Sea cómo sea, estas personas no están siendo funcionales y su vida normal se está viendo interferida por su desorden.
Esta es la clave para reconocer si ser desordenados es un problema para nosotros o no lo es. Existen personas que, en su desorden, resultan de lo más funcionales. Quizás hayáis escuchado a alguien decir que, en su desorden, saben dónde están las cosas o que, sin un poco de caos, no trabajan igual de bien.
Cuándo supone un problema el desorden
Sin embargo, algunas personas esconden en ese caos o en ese desorden, problemas más graves. Por ejemplo, la necesidad de acumular cosas para no sentir el vacío de algún otro asunto no resuelto de su vida. O el resultado de comprar compulsivamente cuando se sienten mal.
Ser desordenados o desorganizados puede convertirse en un problema cuando empieza a causarnos problemas en nuestra vida habitual. Se convierte en algo que tendríamos que intentar soluciones cuando interfiere con nuestro trabajo, haciéndonos menos productivos o impidiendo que hagamos nuestro trabajo igual de bien. También cuando empieza a suponer un problema para nuestra vida privada, con nuestra pareja, o para nuestra vida social. Si, por ejemplo, nos lleva a salir menos, o a no poder tener gente en casa. Y, por supuesto, cuando afecta de alguna manera a nuestra salud y nuestra higiene.
Tener más de 30 libros, guardar ropa en el armario que quizás no utilizamos muy a menudo, o tener cajas en el desván que hace tiempo que no miras no es un problema grave, siempre que tengamos una vida funcional.
Qué pasa con ser demasiado ordenado
Igual que en el caso de las personas desordenadas, hay gente que necesita el orden - como en el caso de la propia Marie Kondo - para sentirse mejor, para poder relajarse o para estar concentrados. Estas personas se sienten más a gusto y más en paz en el orden, les gusta hacerlo y les hace estar más relajados.
Sin embargo, ser ordenado también puede ser un problema cuando interfiere en nuestras vidas, exactamente igual que ser demasiado desordenado. Si la necesidad de ordenar se convierte en motivo de tensión -haciéndose imposible para esa persona tolerar ni el más mínimo desorden -, afecta a nuestra vida privada y social o interfiere con nuestro trabajo.
La realidad es que, no pasa nada si eres un poco desordenado - aunque Marie Kondo nos haya ayustados - o, por el contrario, ordenados, siempre y cuando esto funcione para nosotros, sigamos siendo productivos y eficientes y no afecte a nuestra vida o a nuestra salud física y mental.
Imágenes: Tidying up with Marie Kondo, Giphy