¿Recuerdas quién ha sido la persona más agradable con la que te has cruzado? Según la RAE, agradable cuando se refiere a una persona, es que es afable en el trato. Pero puede que a nivel coloquial incluyamos otros factores en esta ecuación, como alguien con quien nos gusta estar, con quien nos sentimos cómodos o con quienes no importa discutir porque sabes que no te harán daño.
La verdadera simpatía no es impostada, forzada ni nos escama cuando la vemos. Hay personas a las que sentimos como auténticas, que tienen un magnetismo único y que son capaces de atraer de manera natural a otros. Y según las investigaciones, ser agradable o amable es uno de los mejores predictores de comportamientos pro-sociales como la voluntad de ayudar a los demás. La psicología está de acuerdo en que si muestras estos comportamientos de forma regular, tienes una personalidad muy agradable, y además estás demostrando que tienes inteligencia emocional. Más que la mayoría. Quién sabe, puede que la persona más agradable que hayas conocido seas tú mismo.
Eres empático/a
La empatía, como bien nos explicaba la psicóloga Iria Reguera, va más allá de ponernos en el lugar de la otra persona. Se trata además de tener la capacidad de entender los sentimientos y las emociones de las otras personas sin que tengamos que estar de acuerdo con ellas o pensar igual. La empatía es un rasgo que veremos, en mayor o menor medida, en alguien agradable.
Muestras un interés genuino por otras personas
Aunque el interés es algo que podemos trabajar, por ejemplo con la escucha activa o el uso de preguntas abiertas, la gente agradable se interesa por los demás de una forma genuina. Ese interés aparece gracias a la inteligencia emocional que nos hace entender que mostrar interés por lo que dice otra persona, su experiencia o su perspectiva, es algo que le hará sentir valorado, querido, escuchado e importante.
No se trata de fingir interés, sino de mostrarlo de forma auténtica porque cuando escuchamos diferentes perspectivas y experiencias, aprendemos mucho de los demás. Según Matt Abrahams, profesor en la Escuela de Negocios de Stanford y orador experto, nos ayuda a forjar conexiones nuevas o más profundas con los demás, demostrando calidez y empatía, pero también nos permite aprender y conectar.
Eres coherente
La coherencia entre lo que decimos, lo que pensamos y lo que hacemos rebosa confiabilidad, un rasgo que la mayoría de las personas valoran. Si siempre eres abierto y hablas con honestidad, te percibirán como alguien íntegro, y si eres fiel a tus propios principios y valores, independientemente de la situación, la gente que te rodea te respetará porque lo que dices y lo que haces, coincide.
Tienes un lenguaje corporal abierto
El lenguaje corporal es una forma de comunicación no verbal capaz que afecta a lo que otras personas perciben de nosotros. Como bien dice el experto en análisis no verbal César Toledo “la conducta no verbal funciona como las cookies en internet: sin darnos cuenta, nuestro cuerpo transmite constantemente información sensible sobre nuestras intenciones, sentimientos, conocimiento o personalidad”. Hasta cuando estamos en silencio estamos diciendo algo. Pues bien, cuando nuestro lenguaje no verbal es positivo, como podría ser tener el cuerpo relajado, estar con una postura abierta y receptiva, mantener el contacto visual con la otra persona, somos percibidos como más agradables y atractivos según la psicología.
No estás siempre a la defensiva
El psicólogo Alberto Soler asegura que un aspecto por el que podemos no ser una persona agradable es que siempre estamos a la defensiva. “Ser una persona asertiva, que conoce y defiende sus derechos es algo deseable. No obstante, no hay un imperativo por el que siempre haya que ejercer tales derechos. En ocasiones el ser excesivamente asertivos puede proyectar una imagen negativa de nosotros, podemos dar la impresión de ser agresivos, poco tolerantes o egocéntricos”, explica el experto. Cuando estamos siempre a la defensiva tenemos como mejor amigo al conflicto y eso no es algo que le guste demasiado a otras personas.
Eres amable
Presenciar actos de bondad, según las investigaciones, puede tener efectos muy positivos en nosotros porque nuestro cuerpo libera dopamina solo con presenciarlo. Los actos de bondad mejoran el estado de ánimo tanto del que los da como del que los recibe. La amabilidad es un rasgo poderoso que no se puede exagerar ni se puede falsear, porque no se trata sólo de grandes gestos de buena voluntad, sino de actos pequeños que se hacen cada día y que pasan aparentemente desapercibidos.
Tienes autenticidad
Evidentemente ser auténtico, es decir fiel a quien eres, es un rasgo que atrae naturalmente a la gente. La gente valora las diferentes perspectivas y los detalles que nos hacen únicos Ser uno mismo no siempre es fácil, pero siempre vale la pena. Tu yo auténtico es tu mayor atractivo y no solo porque te haga más agradable a ojos de otros, sino porque es quien de verdad eres.
Fotos | Brooke Cagle en Unsplash, Thought Catalog en Unsplash, Karlo Tottoc en Unsplash
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