Seguimos con contradiciones en el mundo de la moda. El otro día la lógica venía de la mano de los modistos italianos Dolce & Gabanna, quienes se oponen a partir de ahora a lanzar nuevos avances de temporadas; y hoy, en cambio, hablamos de lo que será la próxima campaña de una marca como Longchamp destinada para la primavera-verano de 2009, cuando aún no hemos acabado el invierno, y estamos en el momento más duro, por las temperaturas y la nieve.
No es lógico, como muchas de las cosas de este mundillo, pero ya lo estamos asimilando como algo natural. Las marcas hacen competición a ver quién saca sus imágenes antes de tiempo, al igual que las revistas, que nos anticipaban en noviembre lo que sería la primera portada de enero.
En publicidad este hecho es incomprensible, ya que la campaña está para crear el impacto sobre el consumidor y que se sienta tentado por la marca para comprar sus diseños. Si se anticipan las imágenes ya, se habla hoy y mañana de ellas, se dan los elogios (o críticas) correspondientes, pero de aquí a primavera, todos las habremos olvidado. Y eso que esta campaña es de las buenas, con dos modelos como Kate Moss y Sasha Pivovarova.
Por ahora sólo hemos visto dos de las imágenes (no sabemos cuántas conformarán la campaña) y ya dan ganas de ver más. El tándem de la modelo británica con la rusa es increíble. Ambas guapísimas, como si fuesen familiares, imitando el mismo look una y otra, y con los colores tan fuertes en los contrastes que hacen que la campaña se cubra de vintage.
Los fotógrafos que se encuentran tras este resultado son Mert y Marcus. Aunque seguimos en diciembre, y en marzo nadie se acordará de ella…
Fotos | The Fashion Spot
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