La edición parisina de Vogue se ha caracterizado en los últimos tiempos por ir a la vanguardia de todas las cabeceras del grupo. El liderazgo, la personalidad y el buen hacer editorial de Carine Roitfeld se hace de notar y las portadas firmadas desde París transmiten una rebeldía frente al resto.
Así que el hecho de encontrarse con el número de Vogue París de agosto y de repente ver a una guapísima Daria Werbowy, la modelo divina, en una postura totalmente académica, clásica y tradicional de otras cabeceras de Vogue, entre ellas la española; para mí, de las más aburridas, resulta sorprendente.
Firmada por el tándem de fotógrafos Inez Van Lamsweerde & Vinoodh Matadin, la modelo polaca es retratada mirando de forma directa a la cámara, con un look demasiado clásico, estilo british de arriba abajo, contando incluso con la presencia de la firma Burberry por todo el cuadro. Werbowy sale guapísima, porque no necesita nada para lucirse bien; pero el número de Vogue París parece cualquier revista menos la cabecera de Roitfeld.
Yo me quedo cuando a la editora francesa le va la marcha y muestra su concepción de la moda, antes que con éste número ¿y vosotros?
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