El fenómeno antiage nos atraviesa a todas. Yo misma busco constantemente en la cosmética productos que me ayuden a prevenir la aparición de arrugas e imperfecciones, no vaya a ser que el rostro delate el paso del tiempo. En cuanto al cuerpo, más de lo mismo. Una rutina de ejercicios para mantenernos ágiles y en forma y evitar que nuestros músculos se vayan poco a poco deteriorando por una evidente falta de ejercicio. Cuando se trata de nuestra dieta, parece que no caemos en que existen alimentos que podrían acelerar el deterioro de nuestro organismo. ¿Y si estamos consumiendo productos que no son tan saludables como creemos?
Azúcares refinados
A grandes rasgos, si tenemos que señalar alimentos cuyo consumo habitual podría llegar a desarrollar ciertas complicaciones en nuestra salud, nos quedamos con cinco que no debemos de pasar por alto. Uno de los que encabeza la lista es el azúcar. Según los estudios científicos, estaría vinculado con un aumento de la incidencia de enfermedades no transmisibles como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además, una dieta rica en azúcares refinados podría acelerar el envejecimiento de nuestra piel.
Nuestros compañeros de Vitónica, también han señalado como el control de la insulina y de algunas hormonas como la del crecimiento, son importantes para el envejecimiento. Unos valores reducidos de glucosa e insulina en ayunas podrían ser nuestros grandes aliados para la longevidad, ya que los azúcares pueden desempeñar un papel central en los mecanismos que aceleran el proceso de envejecimiento, al aumentar la liberación de insulina y activar ciertas vías pro-envejecimiento.
Pan blanco
El pan blanco es, quizás, uno de los alimentos que no esperábamos encontrar en esta lista. Un clásico de nuestra comidas, presente en nuestra dieta del día a día. Según las investigaciones que se han llevado a cabo, la harina refinada que se encuentra en este tipo de productos podría dar lugar a efectos adversos para nuestra salud, afectando a la tolerancia de la glucosa. Además, otros estudios también han alertado de que este tipo de productos, a base de harinas refinadas, suponen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y obesidad.
Tampoco es cuestión de desterrar el pan de nuestras comidas. Podemos optar por productos 100% integrales, ricos en fibra, que nos ayudan a poder ralentizar el proceso en el que el azúcar va entrando en la sangre, y que son una opción perfecta para acompañar nuestros platos. Podemos empezar por eliminar las harinas refinadas de nuestras tostadas a primera hora de la mañana y dar el paso a su opción integral. Mismo formato pero más saludable.
Bebidas alcohólicas
El alcohol es otro de los productos de los que no debemos abusar. Las investigaciones científicas han anotado como el consumo del mismo tendría asociaciones complejas, y a veces paradójicas, con las enfermedades cardiovasculares. De hecho, un estudio reveló que, entre 2015 y 2019, el consumo excesivo de alcohol provocó cerca de 140.000 muertes por año en Estados Unidos. Alrededor del 40% de esas muertes presentaron causas agudas, como accidentes automovilísticos, envenenamientos y homicidios. Aunque, en su mayoría, fueron causadas por enfermedades crónicas atribuidas al consumo de alcohol, como enfermedades del hígado y del corazón, así como cáncer.
Alimentos ultraprocesados
Los productos ultraprocesados también se suman a la lista. Este tipo de alimentos destacan por llevar aditivos, conservantes y saborizantes, sustancias poco saludables que, según la ciencia, podrían suponer un impacto en la microbiota intestinal, provocando ciertos cambios en el metabolismo microbiano, algo que, posteriormente, podría también tener cierto potencial de afectar a nuestra red neuronal. Por ello, es crucial prestar atención a las etiquetas de los alimentos, evitando las listas interminables de ingredientes que no sabemos identificar.
Carne roja
El consumo abusivo de carne roja sería también un motivo de aceleración del envejecimiento. No se trata de eliminarla al completo de nuestra dieta, sino de evitar basar nuestros platos en este tipo de alimentos. Una investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition (AJCN), apoya rotundamente las palabras anteriores, ya que en sus conclusiones figura una asociación estrecha entre el consumo de carne roja procesada o no procesada y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Como indican nuestros compañeros de Vitónica, aquellas personas de mediana edad que cambian su dieta poco sana por un patrón alimentario más favorable, podrían llegar a agregar hasta 10 años más a sus vidas, alejándose de enfermedades metabólicas, infecciosas y otras. En concreto, la alimentación más beneficiosa se caracteriza por presencia moderada de cereales integrales, frutas, pescado y carnes blancas; un elevado consumo de leche y lácteos, verduras, frutos secos y legumbres; una ingesta relativamente baja de huevos, carnes rojas y bebidas azucaradas.
Una dieta saludable es la clave para retrasar el envejecimiento y las enfermedades relacionadas con el mismo. Aunque no es cuestión de desterrar por completo los cinco productos mencionados, reducir su consumo es esencial para gozar de un estado de salud más optimo en un futuro a corto y largo plazo. Podemos hacer pequeños cambios. Pan integral en lugar de blanco, más productos leguminosos y vegetales en lugar de carne roja, alimentos reales en sustituto de los ultraprocesados y productos libres de azúcares simples. Un plan antiage a base de una alimentación equilibrada. ¡Toma nota!
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