Es muy probable que el primer contacto con el concepto BDSM de una gran parte de la población haya llegado por la saga Cincuenta sombras de Grey. Recibir la información a través de una obra de ficción no parece muy buena idea en cualquier caso, pero es que, además, la obra de E.L. James y su posterior adaptación cinematográfica ha recibido la crítica casi unánime de quienes practican el BDSM en la vida real. Porque... ¿qué es el BDSM en realidad y qué nos recomiendan las personas que lo practican?
¿Qué es el BDSM?
El término BDSM agrupa una serie de prácticas sexuales y fantasías eróticas. Procede de las palabras bondage (término inglés para referirse a la inmovilización de un cuerpo con fines eróticos), disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo. BDSM suele utilizarse como término general, aunque no necesariamente todas las personas disfrutan por igual de los seis conceptos que aúna o, simplemente, solo practican algunos de ellos.
¿Hay que estar un poquito tocado para que te guste el BDSM?
Una de las grandes críticas que quienes practican el BDSM hacen a la saga Cincuenta sombras de Grey es el hecho de que se transmita el mensaje de que el protagonista practica BDSM (es un amo) porque está lleno de traumas infantiles y de adolescencia. «Eso es una estupidez», afirma con rotundidad Francisco Campos, habitual en las prácticas sadomaso. «Ni somos unos traumatizados ni unos tíos raros. Nos gustan unas determinadas prácticas sexuales o nos excitan algunas fantasías eróticas. Punto. No hay nada sórdido en ello, ni muchísimo menos patológico».
Un estudio de 2008 del Journal of Sexual Medicine, corrobora estas palabras: afirma que no hay diferencias en la salud mental ni en la predisposición a ser coaccionado en lo sexual entre las personas que practican relaciones del ámbito del BDSM y personas que mantienen relaciones sexuales convencionales.
Mamen Jiménez, psicóloga y sexóloga en el gabinete Bliss Psicología, nos confirma la ausencia de patología: «Efectivamente el BDSM ya no se considera patológico. En la última edición del DSM (DSM-V), uno de los manuales diagnósticos más reconocidos, las prácticas como el “masoquismo sexual” o el “sadismo sexual”, solo se considerarían trastornos en caso de que generaran un malestar clínicamente significativo en el sujeto, o deterioro en lo social, laboral u otras esferas relevantes del funcionamiento de la persona. En el caso del “sadismo”, concretamente, sólo se consideraría trastorno si, además de lo dicho, las prácticas se realizaran con otra persona que no ha dado su consentimiento, cosa que en el mundo BDSM, como has comentado antes, no sucede, ya que se trata de actividades pactadas por ambos participantes».
¿Cuáles son las normas básicas del BDSM?
La norma más fundamental del BDSM es, precisamente, que las normas se pactan entre los participantes. Quién será el/la amo/a, el/la sumiso/a, hasta dónde se puede llegar, si habrá palabras de seguridad que aseguren que ambos puedan parar si algo deja de gustarles... «La clave es la confianza. Todo está más pactado que en una relación sexual normal. Los límites se fijan de antemano y yo nunca me he encontrado con una mala experiencia de que alguien los traspasara», señala Nicolás Méndez.
Tanto Francisco como Nicolás coinciden en la importancia fundamental de las palabras de seguridad, sobre todo cuando no se conoce demasiado a la otra persona. Son términos con los que se indica al compañero sexual que las cosas están yendo por un camino que no les gusta o que el grado de dolor provocado va más allá de lo tolerable.
¿Traspasa el BDSM los límites de la cama?
Otra característica de Cincuenta sombras de Grey con las que muchos están en desacuerdo es el hecho de que sus protagonistas, Christian y Anastasia, lleven su relación amo-sumisa a todos los ámbitos de la vida. Él controla cada movimiento de ella, y no es esa experiencia la que nos cuentan otros practicantes de BDSM.
Nicolás, de hecho, ni siquiera se siente cómodo bajo el abrigo de esas siglas: «Aunque todo lo que hago es lo que se define como BDSM, a mí nunca me ha gustado etiquetarme como tal, precisamente porque implica una carga de control con la que no me identifico. Me gusta practicar sexo fuerte, con un componente de sumisión, pero eso dura lo que dura la relación sexual».
Francisco coincide con él: «Cuando he tenido pareja, yo podía ser amo y ella sumisa, pero única y exclusivamente en lo sexual. Siempre me he considerado feminista, y jamás se me pasaría por la cabeza intentar dominar a mi pareja fuera de lo sexual. De hecho, creo que sería muy difícil que yo me enamorara de una mujer de carácter sumiso. El sexo es una cosa y la relación entre las personas es otra».
¿En qué tipos de relaciones tiene cabida el BDSM?
A priori, puede parecer que el BDSM implica prácticas que solo tienen sentido dentro de un determinado tipo de relación, pero no siempre es así. Existe BDSM dentro de parejas monógamas, abiertas, poliamorosas o, simplemente, como practicantes esporádicos de alguna de sus variantes. Francisco lo confirma, al afirmar que ha practicado siempre BDSM, «con parejas estables, con parejas esporádicas y dentro de pactos de relación más o menos liberal. Y también conozco gente con relaciones muy muy convencionales que prueban esto un par de veces al año, para darle un poco de salsa a la rutina».
«Hay mucho mito alrededor del BDSM. En mi caso, y en el de algunos compañeros que he tenido, ni todo el sexo que tenemos es BDSM, ni todos somos siempre amos o sumisos estrictos ni utilizamos siempre objetos como esposas, fustas o máscaras. A veces nos puede apetecer una cosa, a veces otra. Y otras personas sí que se ciñen más a siempre lo mismo, pero vaya... nada diferente a lo que ocurre en cualquier otro campo», nos confiesa Nicolás.
¿Por dónde puede empezar quien se quiera iniciar en el BDSM?
«Yo le recomendaría a cualquiera que, antes de iniciarse, lea, busque en internet y, en general, que investigue un poco de qué se va el BDSM». Nicolás Méndez.
Las dos personas con las que hemos hablado coinciden en el primer consejo para introducirse en el mundo del BDSM: mente abierta. Parece fácil imaginar que alguien con una mentalidad restringida en lo sexual no se plantearía estas prácticas, pero Cincuenta sombras de Grey «ha hecho mucho daño», en palabras de Francisco Campos. «Me he encontrado con algunas chicas que querían experimentar, después del fenómeno de la película y que, cuando ven de qué va realmente la historia, se asustan. No hay consejo mejor que venir bien informado antes de meterse de lleno en el BDSM».
Hemos preguntado a ambos cómo se iniciaron en el BDSM y qué implicaciones tiene en su vida cotidiana. Francisco nos confiesa que fue hace algunos años, en un club de Londres al que acudió movido por la curiosidad que le provocó un amigo que le habló de ello, cuando en España era un fenómeno poco conocido. Nicolás reconoce que nunca ha visitado clubs de este tipo ni está demasiado seguro de que existan fuera de las grandes ciudades. En su caso, fue una pareja quien lo introdujo y, desde entonces, Internet es su aliada a la hora de conocer gente con la que comparte intereses.
Sí coinciden ambos en que no es algo de lo que hablen habitualmente con su entorno, pero tampoco sienten, en ningún caso, que el BDSM los obligue a llevar una doble vida. «No hablo con casi nadie de lo que hago en la cama, pero es que tampoco lo hablaría si no fuera BDSM. Es algo privado y no hablar de ello, en mi opinión, no tiene nada que ver con ocultar parte de mi vida», nos comenta Francisco.
Existen muchos libros para meterse de lleno en la investigación, aunque la mayoría de ellos solo se han publicado en inglés, como Screw the Roses, Send Me the Thorns, 50 Shades Of Curious: BDSM For Beginners o The S&M Feminist. En español, se pueden encontrar Sobre BDSM: Y, por favor, no preguntes 'qué es eso', Manual básico de iniciación al BDSM o Bdsm - introduccion a las tecnicas y su significado.
Mamen Jiménez, como sexóloga, añade un consejo: «Informarse bien e ir poco a poco: así podemos ir valorando cómo nos sentimos en cada paso y en base a eso ir tomando decisiones».
En conclusión, confianza, conocimiento y seguridad son los términos clave para quien quiera iniciarse en el BDSM, sea porque Cincuenta sombras de Grey les ha provocado curiosidad o por otra razón, pero siendo muy conscientes de que realidad y ficción son cosas muy diferentes.
Nota: los nombres de las personas que han dado su testimonio en este artículo son simulados.
Imágenes | Cincuenta sombras de Grey.
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