El tiempo es en ocasiones el encargado de hacernos ver que hemos metido la pata, pero si pensamos ahora en lo que hacemos y nos proponemos cambiarlo, podemos hacerlo. Y es más fácil de lo que creemos.
Eso lo saben Marc y Angel Chernoff, coaches y escritores superventas del New York Times. Tienen numerosos libros de desarrollo personal como Más de mil pequeñas cosas que hace la gente feliz y exitosa, su best seller más famoso.
Más de mil pequeñas cosas que hace la gente feliz y exitosa (FONDO)
Es justo ese libro el que nos ha invitado a reflexionar sobre las decisiones que estamos tomando ahora y de las que puede que nos arrepintamos cuando pasen unos años.
Obsesionarnos con lo que opinen los demás de nosotros
Tal y como nos explica la psicóloga y redactora jefa de Trendencias, “los seres humanos somos seres sociales lo que significa que, en mayor o menor medida, necesitamos sentirnos incluidos por otras personas y tener gente a nuestro alrededor con la que identificarnos.” La clave está en sentirnos incluidos, porque implica en parte, que tendemos a buscar caer bien a los demás, gustarles y encajar con las ideas que tenemos de cómo deberíamos ser.
Pero aunque es inevitable preocuparnos por lo que opinen los demás, lo cierto es que obsesionarnos por lo que otros opinen de nosotros es un error y lo único que conseguiremos es mermar nuestro amor propio y autoestima.
Vamos a escuchar a Selena Gómez y hagamos caso de lo que dijo cuando se juzgó su aspecto físico: “he engordado porque me he divertido”. Dejar que la opinión que otros tienen de ti dominen tu vida, solo te hará perder el tiempo porque lo único que podemos controlar es lo que nosotras pensamos de nosotras mismas.
Dejar que otros nos digan lo que valemos
En la misma línea de confianza y amor propio vimos que la frase “esto es lo que soy y estoy orgullosa de ello”, era algo que podríamos oír en las personas seguras de sí mismas. Dejar que sean otras personas las que nos digan lo que valemos en lugar de practicar el amor propio es algo que a larga os pesará haber hecho.
Por muchos motivos, comenzando porque esa persona que opinó sobre nosotros ni siquiera está ahora en nuestra vida, porque el paso del tiempo nos ha mostrado que no llevaba razón o porque nos hemos dado cuenta de que en lugar de beneficiarnos del efecto Galatea, esas opiniones nos frenaron y nos impidieron avanzar hacia nuestros objetivos.
Centrarnos en los fracasos
Te explicamos en su momento, cuando hablamos de la cultura del esfuerzo en la educación de los más pequeños de la casa, que el fracaso es una herramienta necesaria para aprender, pero no podemos centrarnos en él, sino transformarlo en algo positivo que nos enseñe.
John Maxwelllo explicaba en su libro El lado positivo del fracaso: ¿cómo convertir los errores en puentes hacia el éxito? que la autocrítica nos sirve para no cometer los mismos errores, pero explica que está en nuestras manos decidir cuánto tiempo dejaremos que el fracaso domine nuestra vida.
El lado positivo del fracaso: Cómo convertir los errores en puentes hacia el éxito
Dejar que la incertidumbre te pare
Los cambios a lo largo de la vida son inevitables, y dudar es humano por muy seguras de nosotras mismas que seamos. Pero una cosa es dudar y otra que la incertidumbre y el miedo a lo que pase nos paralice.
Cada decisión, cada interacción, cada paso, es un riesgo, y confiar en nosotros mismos para tomarlo es necesario. Aunque nos equivoquemos, siempre podremos sacar un aprendizaje de ello.
Esperar, analizar en exceso y no actuar
Pensar y analizar las situaciones está bien, es necesario incluso, pero el camino ideal no existe y es posible que a la hora de tomar decisiones nos paralicemos si analizamos en exceso. Un ejemplo claro lo tenemos a la hora de decidir o no dejar una relación. La psicóloga Mamen Jiménez nos explicaba que “cuando tomamos una decisión emprendemos un camino, pero ese camino no es como imaginamos, recto y divergente de los otros caminos posibles. La realidad es que no sabemos a dónde nos llevará, dónde terminará o que direcciones irá tomando en el proceso.”
Así que piensa, analiza, pero actúa, porque incluso si te equivocas, aprenderás algo útil.
Aferrarse al pasado
Según la autora Amy Morin en Inc., hay dos tipos de formas de sobrepensar. Una de ellas tiene que ver con pensamientos relacionados con el pasado o con errores que cometimos. La otra es con pensamientos relacionados con el futuro o con lo que está pasando ahora mismo.
Revisitar el pasado para cerrar capítulos es importante. En palabras de Iria Reguera, “en ocasiones podemos sentir que es demasiado tarde para arreglar ese error que cometimos, para preguntar aquello que nunca nos atrevimos a preguntar o para agradecer ese gesto que nunca tuvimos el valor de agradecer. Y esta creencia de que ya ha pasado el momento y de que hemos perdido nuestra oportunidad puede ser la que más enganchados a esa situación nos mantenga. Pero revisarlo y entenderlo nos servirá para poder cerrar ese capítulo.
Eso no significa que vivamos en el pasado, porque si solo nos centramos en lo que fue y no es solo conseguiremos paralizarnos y no seguir avanzando en nuestra vida, por ejemplo después de una ruptura de pareja.
Iria añade que “no sabemos qué hubiera pasado si hubiéramos hecho algo diferente. Puede que ahora las cosas fueran diferentes o puede que no, y nunca lo sabremos. Lo pasado pasado está y repetirnos una y otra vez las cosas que, en teoría, hicimos mal, no va a cambiarlas. Lo único sobre lo que tenemos poder es sobre lo que vamos a hacer a partir de ahora y, para ello, podemos usar lo que aprendimos de aquello que consideramos un error.”
Centrarnos solo en cómo deberían ser las cosas
Recientemente viví una situación con una amiga en la que ella actuó de una manera que yo no entendí ni entiendo. Lo que hizo me dolió y me pasé semanas analizando cómo deberían haber sido las cosas. ¿El resultado? Nada cambió.
Practicar la resiliencia te ayuda a enfrentarte a las adversidades de la vida, también si hablamos de relaciones. Lo que está fuera de nuestro control no debería interferir con todas las cosas que puedes controlar, y aunque tengamos una idea en la cabeza de cómo deberían ser las cosas, no significa que tengan que ser así.
Pensar que eres una víctima de tus circunstancias durante demasiado tiempo
Sabes que somos partidarias del derecho a estar tristes, pero eso no significa que victimizarnos por todo lo que nos ocurre sea algo positivo. Hay que dar espacio a las emociones llamadas negativas, sí, pero si el 100% del tiempo pensamos que “todo nos pasa”, que “no vamos a superar” esto o aquello o que “nunca voy a conseguirlo porque soy una fracasada”, nos estamos haciendo un flaco favor.
Creer en nosotras y de nuevo, practicar el amor propio y cultivar nuestra confianza, marcarán la diferencia y cuando te des cuenta de ello, te arrepentirás de haber perdido tanto tiempo antes pensando que no podías hacerlo.
No ver las cosas buenas que tenemos en la vida
Iria Reguera nos explica que a veces y sin darnos cuenta “tenemos cierta tendencia a fijarnos únicamente con las cosas negativas que tenemos alrededor o las cosas malas que nos pasan durante el día. Es buena idea que dediquemos cierto tiempo al día para centrarnos únicamente en las cosas buenas, apuntando en un papel las cosas buenas que nos han pasado durante ese día, por ejemplo.”
Este ejercicio nos ayudará a ver con perspectiva nuestra propia vida y a darnos cuenta de las cosas buenas que hay en ella, especialmente en los momentos en que pasemos por un mal momento.
No pasar tiempo de calidad con las personas que queremos
Hace unos años el padre de una de mis mejores amigas enfermó. Era grave, y en ese momento ella se dió cuenta de que aún tenía la oportunidad de disfrutar de tiempo con él, así que todos los días desayunaban juntos y hablaban durante horas. Cuando finalmente falleció, ella sentía que habría podido disfrutar de él más y mejor si se hubiera dado cuenta antes de que el tiempo es finito.
Un viaje con nuestras amigas. Un café con un antiguo compañero de la universidad. Una sesión de cine en casa con tus sobrinos. Una larga charla con tu madre en el sofá en el que te criaste. Una tarde de juegos con tu hijo y un cuento antes de dormir. Nunca deberíamos estar demasiado ocupadas para pasar tiempo con aquellos que nos importan. Y tiempo de calidad. Nada de lo que puedas regalarles será mejor que el hecho de pasar tiempo con ellos.
Una de las personas más especiales que conozco dice que el tiempo es lo único en el mundo que no podemos comprar y que además, se nos escapa entre los dedos. Aprovéchalo con tus seres queridos porque esos momentos siempre te llenarán.
No expresar nuestro amor
Cuando murió mi abuela me di cuenta de que apenas le había dicho que la quería, a pesar de hacerlo con todo mi corazón. ¿Por qué nos da miedo demostrar nuestro amor? Nunca sabemos cuando esa persona a la que amamos va a faltar en nuestra vida y quizá el mayor arrepentimiento cuando pase es no haber expresado lo suficiente nuestro amor.
Dicen que “el miedo a perder te hace perder”. No dejemos que las decisiones que tomamos ahora pesen tanto en nuestro futuro que nos hagan arrepentirnos. No dejemos de mandar un whatsapp con un “te echo de menos”, con un “te quiero" o con un “pienso en ti". Demostrar amor es gratis y si no lo hacemos cuando tenemos oportunidad, puede que no podamos hacerlo después.
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