La llamada teoría del refuerzo intermitente tiene vinculación al circuito cerebral de la recompensa y se estudiaba ya a mediados del siglo XX. Entonces se investigaba el condicionamiento operante, la modificación de conducta y el circuito de recompensa, lo que después explicó cómo funciona el refuerzo intermitente.
Los refuerzos y su vinculación con nuestra conducta
Para entenderlo, tenemos que remontarnos al trabajo sobre el conductismo de Burrhus Frederic Skinner, que afirma que el comportamiento está controlado por las contingencias ambientales y es posible modificar la conducta aplicando refuerzos o castigos.
El experto hablaba de que los refuerzos son aquellos que constituyen una consecuencia para la persona, lo que provoca que la conducta se repita o no y que se mantenga en el tiempo según sean positivos o negativos.
Con el refuerzo positivo, obtenemos un premio o una recompensa con nuestra conducta. Por ejemplo cuando le decimos a un niño que ha hecho bien una tarea. Con el refuerzo negativo obtenemos un estímulo desagradable después de una conducta, como cuando un niño se porta mal en clase y el profesor le castiga sin recreo.
En sus investigaciones con ratas, Skinner experimentó con el refuerzo positivo: las ratas recibían comida si respondían positivamente al estímulo. Con el refuerzo negativo, en el que una corriente eléctrica sustituía a la comida, las ratas dejaron de tocarla y desaprendieron la conducta inicial.
Pero después, Skinner probó con un refuerzo intermitente, una recompensa impredecible no consecuente. Traducido, es que aunque la rata respondiese positivamente al estímulo no siempre recibía comida. A veces sí y a veces no, y el resultado de la recompensa no tenía relación directa con su comportamiento.
El resultado es que con ese refuerzo intermitente, las ratas respondían de forma más intensa a los estímulos que con el refuerzo positivo. La incertidumbre con respecto a la recompensa era más adictiva, por lo que concluyó que el aprendizaje de una conducta es más fuerte cuando la consecución de la recompensa no se puede predecir.
Qué es el refuerzo intermitente
“Una de cal y una de arena, eso me das tu mi amor” decía la canción de La caja de Pandora (si eres millennial acabo de desbloquear un recuerdo). Y es justo eso el refuerzo intermitente, lo que conocemos como dar una de cal y una de arena.
La psicóloga María Esclapez explica en su libro Me quiero, te quiero que en el refuerzo intermitente, nuestra pareja “a veces se porta bien contigo (refuerzo) y a veces se porte mal contigo (castigo)”. Es sentirse como en una montaña rusa y tal y como explica la psicóloga, “hay personas que incluso reconocen no saber estar en una relación sin tener estas variaciones”.
Me quiero, te quiero: Una guía para desarrollar relaciones sanas (y mejorar las que ya tienes) (Bruguera Tendencias)
Pero es justo eso el refuerzo intermitente que la experta indica que es uno de los fenómenos más típicos, a la par que peligroso, de las relaciones tóxicas y dependientes.
Este tipo de comportamientos produce incertidumbre, pero también puede llegar a producir ansiedad y generar una dependencia con la otra persona. Si se da en una relación, aprendemos que el amor con esa pareja es un vaivén y normalizaremos una situación que perjudica a nuestra salud mental.
Por qué es complicado terminar con una relación tóxica en la que hay refuerzo intermitente
Esclapez explica que el refuerzo intermitente engancha, y lo hace como si fuera una droga. Tanto que a veces incluso podemos hablar de que hay una adicción. “El refuerzo intermitente es de los que más rápido se aprenden y más fuerte condicionan. Lo que refuerza no es más que la manera de relacionarse con la otra persona”, como ocurre en una relación boomerang.
Con el refuerzo intermitente lo que hacemos es “aprender que estar en una relación de pareja, es estar muy bien un día (o una etapa) y muy mal al siguiente. Aprendemos que tenemos que estar siempre alerta por si pasa algo malo. Aprendemos que el amor es drama y sufrimiento a la par que pasión y felicidad.” Y nada más lejos de la realidad, porque para que funcione una relación de pareja necesitamos esforzarnos, pero no sacrificarnos ni tener la sensación de aguante.
El motivo por el que el refuerzo intermitente funciona como una droga es que provoca subidas y bajadas emocionales provocadas por un cóctel de sustancias que se liberan en nuestro cerebro. Las moléculas dopamina, serotonina, feniletilamina, endorfinas, adrenalina, noradrenalina y oxitocina son las responsables de que nos cueste tanto romper una relación dependiente.
Y esto es algo que ocurre en nuestro cerebro, que es adicto a las recompensas. Ese sube y baja de emociones que nos proporciona la relación, deja fuera hasta el amor porque lo que provoca es una adicción a lo que nos da (reforzada por lo que no nos da). “Al igual que una persona adicta a una sustancia, en la relaciones dependientes, las personas implicadas están enganchadas a ese refuerzo. Según los niveles de dicha sustancias, nos sentiremos con el subidón o con el bajo máximo”, explica Esclapez.
Marta Redondo, directora del Área de Salud del IPES, reafirma esta idea y nos explica que "el enganche ocurre cuando la relación se presenta como una montaña rusa, con un refuerzo positivo y negativo intermitente que no sabemos cuándo volveremos a recibir. Si ese estímulo es muy potente nos atrapa como una máquina tragaperras y nos hace quedarnos por si nos vuelve a tocar".
Cómo saber si me hacen refuerzo intermitente
Además de practicar la responsabilidad afectiva en la relación para evitar que nos suceda, es necesario identificar si estamos o no sufriendo refuerzo intermitente en nuestra relación. Por ejemplo, las técnicas de empuja y tira usan el refuerzo intermitente, pero podemos vivir refuerzo intermitente en cualquier relación.
Si tu pareja te regala los oídos y te dice que eres maravillosa y acto seguido te devalúa, está haciéndote refuerzo intermitente. Si aparece y desaparece haciéndote breadcrumbing, te hace refuerzo intermitente. Si te dice que eres el amor de tu vida, pero luego cuando discutís se aleja y te hace ghosting para luego aparecer cuando tú cambiar tu conducta, te hace refuerzo intermitente.
Cómo romper el vínculo cuando hay refuerzo intermitente
Como ya te hemos explicado, el refuerzo intermitente en una pareja fortalece el vínculo de la relación tóxica, volviéndola dependiente. En estos casos, lo mejor tal y como nos explica Esclapez es practicar el contacto cero después de la ruptura.
Piensa que vamos a hacer una “desintoxicación" de una dependencia y va a ser complicado, así que no dudes en buscar ayuda psicológica para superarlo, porque del refuerzo intermitente y de una relación tóxica, se sale. Palabra de persona que pasó por ello, lo superó y ahora es más feliz de lo que pensó nunca que podría serlo.
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