Nunca me he considerado una persona valiente, y pensar en romper con una amiga me asusta. Pensé en dejar morir la relación de forma lenta y silenciosa. Pero otra amiga muy sabia, a la que pedí consejo, me dijo “en cualquiera de las relaciones que has tenido, ¿no te hubiera gustado que te dijeran la verdad y rompieran contigo en el momento en que debían haberlo hecho? Nos merecemos que sean honestos con nosotras”. Y tenía razón.
Iria Reguera, psicóloga y redactora jefe de Trendencias, nos explicaba hablando de romper con alguien que “tenemos muchas opciones y formas diferentes a nuestro alcance, pero tras haber compartido tiempo juntos, está en nuestra mano terminar con respeto y cariño la relación e intentar hacerlo lo mejor que podamos”. Y comienza por plantear la ruptura cara a cara y evitar el ghosting. Pero ¿cómo romper una amistad sin que duela?
Cómo terminar con una amistad
Mantener una amistad que no te aporta nada sólo porque lleváis años siendo amigas, es un error. Detectar si lo vuestro merece una oportunidad es lo primero que haremos. Pensar si de verdad, ha llegado el momento de terminar con la relación. Analizar la situación y ver el por qué de esta decisión. Puede que tu amiga te haya hecho algo que no te ves con la capacidad de perdonar, que os hayáis distanciado o que lo que antes os unía, ya no lo hace. Puede que hayáis dejado de ser compatibles, que te duela y la relación se haya convertido en una amistad tóxica. Puede que sientas que nunca está.
Y no pasa nada. Cualquier relación puede terminar y es totalmente válido y respetable que si esa amistad no te hace sentir bien, la apartes de tu vida.
Es el momento de ser claras y hablar honestamente. Es posible que esté en vuestra mano cambiar ciertas cosas, y podéis tener una conversación en la que expreses lo que necesitas y escuches lo que necesita ella. Puede que esa amistad solo necesite ponerse en stand by, o que haya más “contras” que “pros” y sea el momento de decir adiós y dedicar nuestro tiempo a otras personas, incluidas nosotras mismas.
Silvia Vidal, psicóloga y fundadora de Querida Neurona, nos decía que hay ocasiones en que “es necesario ser realistas para saber cuándo dejar de insistir y poder avanzar”. Si ya no te encuentras a gusto ahí, estás en tu derecho de dejar esa relación igual que dejarías una relación de pareja. De hecho, según la psicóloga Celia Betrián "hemos de aprender a soltar. Dejar ir no significa fracasar. Significa amor propio y nuevas oportunidades para seguir avanzando".
Si después de analizar todo y pensarlo mucho, hemos decidido que el camino lleva a la ruptura, afróntala desde el respeto, como harías con el final de una relación de pareja. Iria asegura que “dejar a alguien no nos hace malas personas, pero es importante intentar asegurarnos de hacerlo lo mejor posible y, así, pase lo que pase, saber que hemos respetado al otro”.
Por eso es importante que cuando habléis, en un ambiente tranquilo y a solas, la sinceridad sea protagonista de tu discurso, pero no el sincericidio, porque no necesitas hacer daño innecesariamente. Puedes comenzar diciendo algo como “Hemos tenido una muy buena amistad, pero últimamente se ha vuelto más difícil para mí”.
Explica lo que sientes, y escucha lo que la otra persona tiene que decir, y piensa que es posible que su reacción no sea buena, así que respeta que pueda sentirse enfadada, porque tal y como explica Iria, “cuando nos hacen daño y cambian nuestra vida sin nuestro consentimiento, tenemos derecho, hasta cierto punto, a este sentimiento”.
Spoiler: va a doler. Como cualquier duelo, va a doler. Es difícil cerrar un ciclo, pero es peor y más doloroso quedarse en una relación por miedo a afrontar las cosas. Hay ocasiones en que dejar ir es lo más saludable, tal y como explica la psicóloga Alicia González en su cuenta de Instagram, “a veces soltar es lo más saludable. Sobre todo cuando “permanecer” es doloroso para ambos y ninguno se siente comprendido y sostenido”.
La idealización de la amistad para toda la vida juega en nuestra contra tanto como la idealización del amor romántico que nos vendieron de pequeñas y que nos hace quedarnos donde ya no estamos bien solo por ese pensamiento arraigado. Y aunque pensemos que podemos tener una amistad para toda la vida, no pasa nada si no la tenemos, como bien explica Alicia.
Por mi parte estoy decidida. Ahora solo tengo que reunir las fuerzas necesarias para hablar con ella, agradecerle todo lo que ha sido para mí, y decirle adiós porque esta amistad que antes me hacía feliz, ahora me hace daño.
Fotos | Gossip Girl
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