Nunca pensaste que el mismísimo Jason Momoa pudiera estar en tu cama, contigo... No sabes muy bien cómo ha sucedido todo, cómo ha llegado hasta ahí... ni por qué demonios lleva el delantal de tu abuela. Y, claro, no lo sabes... ¡porque estás soñando! Los sueños eróticos nos hacen pensar y cuestionarnos su por qué, pero también, y eso seguro, nos hacen sentir mucho placer.
Hay quien pasa ratos de verdadero placer -onírico- con Aquaman, pero también a quien se le cuelan vecinos, amigas o escenas o acciones que jamás querría hacer en la vida real. Podemos tener verdaderos orgasmos durmiendo, aunque a veces al despertar, nos quedemos patidifusas con lo soñado.
Soñamos. Los seres humanos soñamos cuando dormimos. Siempre. Lo que sucede es que a veces no recordamos lo soñado, pero nuestro cerebro ha estado “montándose la peli”, te acuerdes o no.
A veces soñamos con escenas totalmente surrealistas dignas de una noche de loca -y estupefaciente- de David Lynch. En otras ocasiones tenemos sueños “muy de los veinte duros”: bajo presupuesto de producción, pocos actores y un guión escrito por tu sobrino de 5 años.
Luego están las pesadillas. Por un lado tenemos las de terror del bueno, las de despertarte con el corazón que se te sale del pecho y con más miedo que cuando te pruebas el bañador del año pasado y ves que a la altura de la rodilla ya empieza a apretar.
Por otro están las pesadillas emocionales: tu novio de pronto te sale con que no te quiere, que está con otra y pasa de ti a pesar de tus súplicas (si has soñado con esto, tranquila, no eres la única).
Y finalmente, oh, maravilla, los sueños eróticos: placer real sin moverte de... bueno, sin moverte nada de nada, en realidad.
Por qué tenemos sueños eróticos
El cerebro está funcionando todo el rato (aunque haya momentos en los que, con el calor de un agosto implacable, creas que se ha fundido), y también lo hace mientras dormimos.
Los sueños tienen una función fisiológica, es una forma de “sacar la basura” del cerebro, de ordenar lo procesado durante el día (durante los días inmediatamente anteriores), y son súper importantes para, por ejemplo, la memoria.
Teniendo en cuenta que los seres humanos somos seres sexuados no es de extrañar que, además de con la muñeca Annabelle queriendo hacer sushi contigo, sueñes con contenidos eróticos.
Ahora tenemos más sueños eróticos que antes
Un reciente estudio de la Universidad de Freiburg, Alemania, y publicado en Journal Psychology & Sexuality revela que en la actualidad las mujeres de entre 16y 30 años tenemos tres veces más sueños eróticos que hace 50 años.
¿El motivo? La sexualidad femenina ha estado absolutamente reprimida, silenciada y escondida, tanto a nivel social como a nivel individual: no nos podíamos permitir determinadas cosas.
Si no pensamos en sexo nuestro deseo mengua. Si no pensamos en sexo es complicado soñar con sexo. Si no podemos hablar de sexo, difícilmente te comentaré que he tenido un sueño erótico.
Es decir, no solo se soñaba menos, es que si se soñaba, no se contaba.
En la actualidad son muchas las mujeres que han tomado las riendas de su sexualidad, que han explorado su cuerpo y su placer, que están despiertas al sexo... también mientras duermen.
Este estudio establece que, de entre las mujeres participantes, los sueños eróticos suponían un 22% del total de sueños detectados.
En el caso de los hombres el porcentaje era del 25%. La diferencia entre géneros es, por tanto, poco significativa y mucho menor que la hallada en estudios anteriores, situación que los responsables de este estudio achacan a lo que comentábamos antes: el cambio en el modelo sexual de la mujer, la fuerza del feminismo, etc.
Un estudio realizado en 2007 sin embargo indica que solo el 8% de nuestros sueños son de contenido X.
Qué significan
Los sueños pueden indicarte que hay determinadas cosas que quieres hacer y que quizá estando despierta y consciente no te has atrevido a asumir. Pero también pueden ser un cúmulo de casualidades, un corta-pega de tu cerebro, al que no hay que prestarle mayor atención ni buscarle significados ocultos o secretos.
El cerebro elabora los sueños con lo percibido (sea consciente o no) durante las últimas 48 horas. Si tienes ganas de sexo porque hace tiempo que no lo practicas, tu cerebro puede plantearse que es buena idea tener una sesión “hot”, y para ello toma elementos de los que encuentra entre tus recuerdos cercanos.
Si tradicionalmente cuando piensas en sexo te acuerdas de tu ex, porque teníais un sexo olímpico, es posible que se te aparezca en sueños. Y eso no significa que quieras volver con él, que le eches de menos (al menos no fuera de la cama) o que te vaya mal con tu pareja actual.
Los sueños son sueños, no los controlamos y no, no son una puerta a una dimensión desconocida. De manera que no intentemos ponerle puertas al campo ni sentirnos mal por haber soñado con tal persona o con tal actividad: no es la vida real, es un sueño, así que no pasa nada, no has hecho nada.
Lo que en sueños te produce placer no tiene por qué hacerlo en la vida real: es posible que en tu sueño Mr. Bean fuera una fiera sexual, pero la sola idea de que te toque un pelo te hace estremecer, y no precisamente de placer.
Sueños eróticos más habituales
- Con tu ex, para pasmo personal. ¿No tenía respuesta esta historia? Te preguntas. Y sí, puede que sí, porque como te decía antes que sueñes con tu ex no significa que sigas enamorada, puede ser que simplemente vieras algo (sin ser consciente de ello) que te recordara a él y tu cerebro, el muy simpático, hizo el resto durante tu sueño.
- Con un famoso: mira, qué quieres que te diga, que te quiten lo bailado. No todo el mundo puede decir que ha tenido una sesión de sexo absolutamente maravilloso con Brad Pitt... justo cuando rodaba El club de la lucha. Mi enohrabuena.
- Con un amigo: además del placer del encuentro este sueño te va a regalar un maravilloso ratito de incomodidad cuando te encuentres con la criatura en cuestión. ¿Cómo es posible que esté tan tranquilo con todo lo que hemos hecho? Repite conmigo: fue un sueño, fue un sueño.
- Haciendo determinadas cosas: puede que en tu vida te hayas planteado practicar el sexo oral con un caramelo, tener un encuentro con alguien de tu mismo sexo... o hacer un trío, pues justo es con lo que has soñado y te lo has pasado pirata. Como te decía antes, los sueños no necesariamente son cosas que anhelamos, pero oye, puede darse el caso de que quieras pasar del sueño a la realidad... por probar.
- Con tu jefe: hola incomodidad de lunes por la mañana. Tranquila, no pasa nada, él no sabe nada... y, dependiendo de si te mola o no, quizá conviene que tú tampoco lo tengas muy en mente. Soñar con tu jefe o con compañeros de trabajo es muy habitual y de lo más lógico: ¡ten en cuenta la de horas que pasas con ellos al día!
Un orgasmo es un orgasmo, despierta o dormida
Los sueños eróticos pueden culminar con un estupendo y maravilloso orgasmo. ¡Disfrútalo!
No hay mejor manera de despertarse de la siesta que teniendo un orgasmo, ¿no te parece? A no ser que la cabezadita te la estuvieras echando en el sofá del salón de casa de tus padres... estando ellos allí.
En ese caso tu cabeza va a estar más centrada en intentar descifrar a través de la cara de tus progenitores si has hecho ruiditos durante el sueño que en disfrutar del regusto de ese orgasmo inesperado.
Esto de tener orgasmos solo con un sueño lo que viene a demostrarnos es que es el cerebro y no nuestros genitales, el órgano más potente a la hora del sexo.
Y ahora que lo sabes, ahora que lo has saboreado y disfrutado, ¿por qué no tener más? Si quieres más sueños “húmedos” lo mejor es pensar en sexo durante el día, y volver a pensar un poco en ello antes de dormir.
Puede que tengas suerte y tu cerebro te regale una proyección X o puede que no, pero oye, mientras tanto has estado pensando en sexo, y eso siempre sienta bien.
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