Llevo años queriendo escribir una novela. Tengo la idea de cómo será, pero lo pospongo una y otra vez porque el trabajo es más urgente. Cuando tengo tiempo, estoy cansada y termina quedándose siempre en mi lista de tareas para el día siguiente. Hasta ahora.
David Kadavy es autor de numerosos libros, entre ellos, “Mind Management, Not Time Management: Productivity When Creativity Matters”. En él nos habla de algo que nosotras hemos querido llamar productivitis y que nos afecta sin darnos cuenta. Para evitarlo propone algo que ha querido llamar “gestión de mente” y que viene a sustituir a la ya conocida gestión del tiempo, porque en sus palabras, “cuanto más tiempo ahorras, menos tiempo tienes”. El primero de sus trucos para conseguir desatar la productividad con este método es la llamada regla de la primera hora.
Qué es la regla de la primera hora
La regla de la primera hora consiste en trabajar en un proyecto durante una hora todos los días. La primera hora en concreto. Y si hacemos caso a José Luis Izquierdo Martín, conferenciante experto en gestión de tiempo, eso se traduce en una hora para tus verdaderas metas.
La regla de la primera hora de David Kadavy tiene como meta cumplir con un objetivo que se nos antoja imposible y que no siempre sabemos cómo afrontar. Nuestra meta. Es en realidad un truco para alcanzar con éxito un propósito, y aunque está enfocado en el ámbito laboral, lo cierto es que podemos aplicarlo en cualquier parcela de nuestra vida.
José Luis Izquierno nos explica que el hecho de distinguir entre urgente e importante aunque sea con la matriz Eisenhower, tiene un efecto en nuestras metas. De hecho él afirma que caemos en la trampa de “dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a lo urgente: las llamadas, las reuniones interminables, los correos electrónicos abrumadores y la vorágine de las redes sociales”. Eso que denominamos como urgente y que tiene que ver con el trabajo, es lo que él llama “el infinito”. Los sueños y las metas no están ahí, pero son en sus palabras lo importante porque es lo que a nivel personal más nos llenará.
La clave está en empezar el día centrándonos en nuestras metas personales y profesionales, “en hacer lo que realmente importa para nosotros. Esto nos proporciona una sensación de logro y productividad desde el principio, lo que nos permite enfrentar el 'infinito' con confianza y sin sentirnos abrumados”, afirma.
Mi experiencia con la regla de la primera hora
Todos tenemos proyectos que nos gustaría abordar, pero simplemente no podemos porque son tan grandes que no sabemos ni por dónde empezar. Estamos llenos de miedo incluso de empezar.
David Kadavy nos pone un ejemplo para entenderlo. Imagina que estás pensando en adoptar un perro. Podrías investigar mucho sobre la raza, leer libros sobre adiestramiento y pensar en cómo encajarías el cuidado del cachorro en tu agenda. Y hasta puede que pienses en lo que costaría mantenerlo. Pero si alguien se adelanta y te da un perrito, entrarías en acción. Aprenderías cuidándolo, porque ya lo tienes contigo y debes hacerte cargo de él. Según el experto, al usar la regla de la primera hora, estás poniendo al cachorro delante de ti. “Tu proyecto ya no es una fortaleza imaginaria, es un ser vivo que respira y necesita tu cuidado.”
En mi caso mi meta es sencilla. Un propósito más bien. Escribir una novela. Puede parecer poca cosa pero es una meta que tengo en mente desde hace años y siempre pospongo. Escribo de vez en cuando y eso me hace sentir genial, pero no consigo avanzar. Ahí es donde la regla de la primera hora entra en juego, porque cada día voy a emplear una hora para conseguirlo. Es un proyecto difícil, pero cada día daré un pasito, y será el primero del día.
Aunque aún llevo poco tiempo haciéndolo (apenas tres semanas), lo cierto es que ya noto los resultados. Mi proyecto personal avanza, y como empiezo el día con algo que me gusta, el trabajo se me hace menos pesado. Estoy de mejor humor y eso solo significa una cosa: más productividad. Hasta mi ansiedad ha disminuido.
Eso sí, te digo por experiencia que requiere esfuerzo, porque implica constancia y la procrastinación acecha siempre implacable a nuestras espaldas. La regla de la primera hora requiere algo de paciencia y tiempo, pero no desistas y sigue poniendo ese bloque de una hora en tu calendario y lo más importante: sigue felicitándote por terminarlo. Cada día costará un poco menos hasta que desees levantarte por las mañanas para seguir con él.
El experto afirma que si nos mantenemos constantes, “los pensamientos sobre el proyecto se extenderán durante el resto del día. Como una grieta en una acera que se ensancha cada invierno, su presencia crecerá en tu mente”. Y te digo por experiencia que es así. Yo he pasado del “tengo miedo a empezar” a “lo voy a conseguir”. Ahora te toca a ti.
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