Vivimos en una rutina acelerada que está acabando con nuestra paciencia literalmente y es que ya queremos todo deprisa, rápido y sin esperas. Esto lo podemos ver en el tema series donde no queremos que sean demasiado largas y que podamos verlas en tan solo un día, algo que realmente se está cargando el mundo audiovisual.
Esta semana en Upeka by Aegon han tratado el tema de la ansiedad en su último programa y es que es una de las enfermedades mentales que más está aumentando en los últimos años. Aunque no lo creamos, puede sufrirla todo el mundo incluso los niños y la psicóloga Silvia Álava lo ha demostrado con un estudio: la Asociación Española de Pediatría ha demostrado que los trastornos mentales tanto en la infancia como en la adolescencia han aumentado un 47% siendo la ansiedad lo más común. Esto se debe al tipo de vida que los padres inculcan a los hijos ya que la mayoría de ellos tiene que vivir al mismo ritmo que sus progenitores y realmente es algo imposible.
Desde que se levantan les estamos exigiendo que se den prisa porque llegan tarde, que hagan los deberes rápido, que asistan a miles de extraescolares y realmente no les estamos dejando ser niños. Llega un punto que como pequeños que son, no alcanzan todas esas normas y se acaban rompiendo por completo y es una pena que alguien tan joven sufra desde una temprana edad. Es totalmente común experimentar sensaciones de ansiedad en ciertas circunstancias y a ciertas edades. Cuando genera tensión en la vida del individuo hasta tal grado que impacta de manera negativa en su habilidad para trabajar, estudiar, interactuar socialmente y/o gestionar las actividades cotidianas, se puede exceder el límite normal.
Muchos padres se estarán preguntando cómo pueden detectar si sus hijos tienen este problema y hay algunos indicios que nos dan un aviso: cambios de conducta a peor con mayor rebeldía y estallidos emocionales, comportamiento apático sin apenas ganas de jugar con nada y sin duda el más importante es cuando comienzan a decir palabras ofensivas a modo respuesta que aprenden de cómo actúan sus padres.
Para ayudarlo, puedes animarlo a afrontar sus miedos y elogiarlo por cada intento que realiza para encontrar una solución además de hablar con él sobre cómo se siente, usar metáforas para explicarle qué es la ansiedad, aumenta el contacto físico, enséñale a respirar y potencia un estilo de vida saludable.
Sin duda nuestros pequeños merecen mucha más tranquilidad de la que les da el mundo. Y tú, ¿Crees que es un problema grave?
Imágenes | @upeka_oficial y Foto de Pixabay
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