Que a los británicos les flipa España para veranear no es ningún secreto. Que se reparten las Islas Baleares y Benidorm en base a su edad, tampoco. ¿Qué pasa con eso? Pues que se pierden cosas, evidentemente. Y eso es lo que le pasaba a la redactora de viajes de 'inews' de Reino Unido.
La periodista se había limitado a ir a las zonas turísticas más visitadas por los visitantes ingleses y sentía que se había perdido algo. Pero ya ha descubierto el qué: que no había conocido el resto de España. Más concretamente, Galicia. y es que esta comunidad autónoma está siendo el gran descubrimiento de los ingleses los últimos veranos y la sorpresa - y enamoramiento - que se están llevando es enorme.
¿Por qué han tardado tanto en descubrir la belleza de Galicia? Por la tendencia británica de ir a zonas más conocidas por las horas de sol. Es verdad que Galicia tiene mala fama en ese sentido, pero viviendo como vivo, en Vigo, puedo asegurar que horas de sol no nos faltan. Y es algo que están aprendiendo ahora.
El otro gran atractivo de Galicia son sus precios que, aunque subiendo, siguen siendo más bajos que en otras zonas más turísticas de España. Tomando como ejemplo el vivido por la periodista inglesa, la última semana de agosto en un hotel 3 o 4 estrellas situado en Vigo le costaba €787 mientras que en Ibiza el precio ascendía a €1,055. Evidentemente, el precio es un gran atractivo.
Pero, lo realmente importante, es la oferta turística, de playas y paisajes que ofrece Galicia. Para empezar, las playas. La británica se va a lo evidente y habla de la maravilla que son las Islas Cíes. Un paraíso a 45 minutos en barco de Vigo. Además, puedes acampar en ellas (hay que solicitar un permiso para ir y para poder acampar) y es un absoluto espectáculo pasar la noche allí con la increíble vista de las estrellas y amanecer en una isla sin casi nadie más que tú en ella.
Pero no es el único atractivo de Galicia: aunque hizo una visita a Santiago de Compostela y a Coruña, la inglesa se quedó más por la zona de Pontevedra donde visitó pueblos increíblemente bonitos como Combarro o la propia Pontevedra.
Por supuesto, la comida y la bebida fue lo que acabó de conquistarla: el marisco, el vino (Albariño, Ribeiro o Godello) y la posibilidad de comer pescado, moluscos o marisco fresco y local casi en cualquier momento y cualquier restaurante fue la estocada final para el corazón de la experta en viajes.
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Fotos | alaingutz en Pixabay, pxfuel, MAGICBOIRO en Pixabay
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