Es precisamente ahora que ya ha terminado la temporada alta del turismo de costa cuando a muchos nos apetece irnos de excursión a la playa. No solo porque cualquier sitio se disfruta más sin masificaciones sino también porque las temperaturas que bajan y los días que se acortan tiñen de un encanto especial este tipo de paisajes. En ese sentido, una provincia muy asociada al verano, pero que está espectacular en otoño, es Alicante.
Además de que en esta zona de España el buen tiempo es una constante durante todo el año, en otoño se está de lujo porque no hace ni demasiado frío ni calor. Además, Alicante es una provincia de España que esconde pueblos pesqueros tan encantadores como Moraira.
Conocido oficialmente como Teulada-Moraira, se trata de una localidad dividida en dos núcleos urbanos. Mientras que Teulada está en el interior y Moraira se encuentra a pocos kilómetros, en la costa. Ambos albergan un rico patrimonio, tanto histórico como natural. Aunque hoy nos centraremos en su zona de playa.
Moraira cuentan con 8 kilómetros de litoral con Bandera Azul y unas impresionantes vistas. En especial, el pueblo destaca por sus calas de aguas transparentes. De hecho, en alguna, como la de las Platgetes, es posible disfrutar de la biodiversidad del fondo marino equipados únicamente con un tubo y unas gafas de buceo. Otras incluso albergan antiguos refugios de pescadores.
No obstante, quienes busquen la combinación de senderismo y playa, amarán recorrer el Cap d’Or, que destaca por la belleza de su flora y fauna. Además, aquí se encuentra uno de los lugares más espectaculares de la localidad y desde ella se observa una de las mejores panorámicas sobre el horizonte. Se trata de una alargada y escarpada lengua de tierra que se adentra en el mar y que corona una torre vigía de finales del siglo XV.
En lo que respecta al casco urbano, es muy recomendable darte un paseo por la Teulada gótica amurallada, que conserva toda la magia de antaño. De esta zona del pueblo destacan la Iglesia fortificada de Santa Catalina Mártir, la Ermita de la Divina Pastora y la Sala de Jurats i Justicies. Aunque si preferimos quedarnos en la costa, también podemos visitar el Castillo de Moraira.
Esta fortaleza fue construida en el siglo XVIII para defender las costas de los constantes ataques piratas y corsarios berberiscos. Debido a que el castillo original fue derruido e inutilizado, se restauró a principios de los años 80 intentando que se aproximara lo máximo posible a lo que fue en su tiempo.
Por cierto, para comer, nada como probar el pescado y el arroz que se prepara en Moraira, así como su vino de uva moscatel.
Fotos | Comunitat Valenciana
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