La polémica del testeo con animales en la industria cosmética ha traído dolores de cabeza a más de una firma. Las condiciones de los animales, el peligro de las pruebas y la deshumanización del proceso ha llevado a varias compañías a buscar alternativas. De entre ellas, la más potente es la piel sintética de L'Oréal. Ésta fue ideada en 1979 para transicionar la empresa al cruelty free, pero hoy en día está tan perfeccionada que se usa hasta en el campo médico.
La piel sintética es creada a través de tejidos humanos reconstruidos in vitro para asegurar la eficacia del producto y eliminar el test en animales del proceso de desarrollo. Este proceso de cultivo celular permite elaborar una gran variedad de modelos de tejido humano de diferentes razas con similitudes de elasticidad y robustez muy logradas, para emular al 100% el tejido dérmico real.
Así, logran replicar y detectar reacciones adversas como alergias o irritaciones antes de llevar el producto al mercado, evitando las pruebas en seres vivos y garantizando los parámetros de seguridad de cualquier producto o materia prima. También permite estudiar los efectos de los rayos UV en la piel, el envejecimiento, el proceso de bronceado y muchos otros fenómenos relacionados que se buscan solventar a nivel cosmético.
Episkin ha marcado un gran avance científico en la industria médica y cosmética. Hoy en día su nivel de perfección es tal que L'Oréal ha cedido su patente a otras firmas de belleza rivales del sector sin coste alguno, ayudando a sus competidores a transicionar hacia un mundo sin pruebas en animales. Por supuesto, su tecnología también ha sido regalada a hospitales y centros médicos. Esta piel sintética se utiliza a nivel industrial y a gran escala en el tratamiento de quemaduras graves, cáncer de piel y otras enfermedades relacionadas con el trasplante dérmico. Y eso no es todo, hoy en día se está trabajando para imitar la piel córnea ocular.
Fotos | L'Oréal.
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