El día a día y la obsesión por ir siempre impoluta y arreglada a cualquier hora, hace en numerosas ocasiones que castiguemos nuestro cabello sin darnos cuenta. Son muchos factores los que hacen que nuestro pelo esté brillante, limpio, sano, con fuerza, con volumen, etc. y no sólo depende de los productos que utilizamos, también depende de nuestros hábitos.
El ducharte todos los días no implica lavarte el pelo todos los días. Lavar el cabello todos los días no es bueno porque se elimina su grasa natural dejándolo seco y sin brillo. También puede ocurrir el caso contrario que la producción de grasa aumente demasiado convirtiendo el cabello en un pelo graso.
Pasar mucho tiempo con el secador o la plancha conlleva destrozar el pelo aplicando calor directamente llegando a quemarse.
El tinte tampoco juega a favor del cabello. Todos los que llevan amoniaco lo perjudican gravemente. Lo ideal es utilizar marcas que no incorporen amoniaco al tinte o al menos, que la cantidad que lleven sea muy baja como por ejemplo los baños de color, los tintes naturales de herboristeria o los tintes vegetales. Al menos éstos no estropean tanto el pelo.
Muchas veces con las prisas no le dedicamos los minutos suficientes al aclarado del pelo y no quitar correctamente los restos de champú o acondicionador puede dejar el pelo sucio y grasiento, incluso puede aparecer caspita.
A veces el problema anterior puede llegar de la mano de haber utilizado mucho producto (champú o acondicionado) o haber mezclado muchos productos a la misma vez. Al igual que con los productos de limpieza del rostro, los del cabello también tienen que seguir un orden (en el mismo lavado se pueden utilizar cómo máximo 3 productos): puedes lavarte con el champú, aplicarte una mascarilla capilar y después el protector o utilizar el champú, el suavizante y por último el sérum.
Lo mejor es lavarse el pelo cada dos días aproximadamente con sus productos adecuados, utilizar serums o mascarillas hidratantes para proteger al cabello de las agresiones del secador o de la plancha, utilizar productos, los más naturales posibles, para teñir el pelo y cuidar el pelo teñido con mascarillas nutritivas, utilizar unos minutos de la ducha para aclarar con mucho mimo el cabello y tener mucho de no mezclar más de tres productos en un mismo lavado.
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