A pesar de que en el mundo del maquillaje no existen reglas absolutas porque, como forma de expresión que es, todo aquello con lo que nos sintamos a gusto es válido, si que hay ciertos trucos que podemos aplicar a medida que nos hacemos mayores para sacar más partido a nuestro estilo.
Así, a partir de los cuarenta en adelante, las maquilladoras profesionales suelen dar tres tips de maquillaje de ojos que suelen ser infalibles para parecer más jóvenes y tener una mirada más abierta y luminosa.
Lo primero qeu recomiendan es que dejemos atrás eso de aplicar el lápiz negro en la línea de agua inferior ya que es una técnica que no solo hace el ojo visualmente más pequeño, sino que además endurece mucho los rasgos y, con ello, las posibles arruguitas que podamos tener.
Por ello, nos proponen cambiar ese negro en la línea inferior, por el negro en la superior, con la técnica llamada Tightlining, es decir dando profundidad únicamente a la línea superior de pestañas con resultados que hablan por sí mismos. Y es que no solo parecerá que tenemos más pestañas, sino que rejuvenece al instante sin marcar signos de la edad.
Otro de los trucos que no fallan es dar cierta cobertura alrededor del ojo. Es decir, usa un corrector de ojeras o la propia base de maquillaje para unificar la zona cubriendo ojeras y las venitas que se van creando con los años alrededor de los ojos. Incluso si somos de las que no aplicamos maquillaje, el hacerlo solo en esa zona cambia por completo la mirada y el aspecto de la piel.
Eso sí, si usamos correctores, a partir de los 40 tienen que ser de los que no resequen ni se acumulen en las líneas de expresión, por lo que lo mejor es buscar fórmulas muy hidratantes con cobertura ligera a media y un acabado que no sea mate. Además, también se recomienda no fijar con un polvo demasiado mate, sino que es mejor hacerlo con un spray fijador.
Por último, un truco que es súper sencillo también y que tiene un poder increíble es la de aplicar un punto de luz en los lagrimales. No es necesario que apliquemos un iluminador que nos ciegue, sino simplemente un punto de luz sutil que hace que nuestra mirada se abra y se vea más luminosa y joven.
Así, podemos optar por una sombra de ojos clara, cuyo tono puede ser rosa, champán o blanco pero que sean muy finas, sin partículas gruesas de glitter, o también podemos usar un iluminador facial que es una excelente opción. Sea cual sea, lo aplicaremos con el dedo anular o con un pincel pequeño, y lo distribuimos en el ángulo interno del ojo, difuminando el tono hacia el inicio de la ceja y también a lo largo de la línea de las pestañas inferiores.
Como veis, son tres consejos súper prácticos, fáciles y muy aptos para trasladar a nuestra rutina de maquillaje diaria y con los que realmente notaréis una gran diferencia.
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