Desde luego que el uso del edificio actualmente dista bastante de lo que fue, hasta hace 6 años era una abadía gótica del siglo XV, que prácticamente estaba en ruinas, localizada en el centro de Maastricht.
Actualmente es un hotel y lo que otrora fuera la nave principal de la iglesia está ocupada por la recepción y a través de una entreplanta, un extra de la construcción inicial, se puede admirar la ciudad a través de sus cristaleras.
Cuenta con 60 habitaciones, cada una distinta y mezclando un diseño clásico del siglo XX con muebles vanguardistas a la vez que no se ocultan para nada los elementos originarios del edificio.
Queda poco de verano, lo sé, pero como escapada de fin de semana estaría genial añadir a ese listado de sitios que visitar alguna vez.
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