Se acabaron los diseños de Gucci, Chanel o Prada, las joyas de Tiffany’s y los zapatos de Manolo Blahnik. Las chicas de Sexo en Nueva York también se enfrentan a la crisis y en la segunda entrega de la película, pasarán del glamour de las tiendas más lujosas de la Gran Manzana a poco más que comprar saldos en el mercadillo.
Así lo ha explicado una de sus protagonistas, Sarah Jessica Parker, que ha contado que la secuela cinematográfica de Sexo en Nueva York ya se está rodando y mostrará una nueva sensibilidad con la delicada situación económica que vive todo el planeta.
Así que se acabó el lujo para pasar al ahorro, aunque ya me extraña que esto se cumpla a rajatabla. Una película, cuya esencia, o al menos una de sus esencias principales, es la moda. Y como dijo Parker “¿Cómo conseguimos reflejar la situación económica en una saga que tiene mucho que con el lujo y las marcas?” pues esa es mi gran pregunta y supongo que la de muchos de vosotros.
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