¿Sufres de ansiedad? ¿Has intentado solucionarlo de cualquier manera pero sigue volviendo? ¿Pensabas que se había solucionado y de repente los síntomas vuelven a modo de venganza? Independientemente de tus circunstancias, la ciencia puede ayudarte a acabar con tu ansiedad de una vez por todas.
La ansiedad se puede presentar en forma de angustia, desasosiego, falta de concentración en el trabajo o en el colegio, dificultad para conciliar el sueño o irritabilidad. En situaciones sociales, puede hacer que sea difícil comunicarnos con otras personas porque podemos sentirnos constantemente juzgados o se pueden presentar síntomas como tartamudeos, sudores, rubor o malestar estomacal.
Puede aparecer de la nada en forma de ataque de ansiedad cuando aumenta de forma repentina y hace que parezca que pueda dar un ataque al corazón, te vuelvas loco o pierdas el control. Pero la ansiedad también puede estar presente constantemente como en el caso del trastorno de ansiedad generalizada, donde la angustia es difusa y penetrante, consumiéndote poco a poco y haciendo que el futuro no parezca nada alentador.
La mayoría de la gente sufre de ansiedad en algún momento, pero si la ansiedad empieza a interferir con tu vida, tu sueño, tu capacidad de relacionarte con los demás o la productividad en el trabajo o en la escuela, puede que sufras un trastorno de ansiedad. La ciencia muestra que de no ser tratada a tiempo, la ansiedad puede llevar a la depresión, a una muerte temprana e incluso al suicidio. A pesar de la gravedad de estas consecuencias para la salud, la medicación que se suele recetar para tratar la ansiedad no suele funcionar a largo plazo, puesto que los síntomas muchas veces vuelven y te hacen retornar punto de partida.
La ciencia puede tener la solución
La forma en la que nos enfrentamos y reaccionamos ante las diferentes situaciones que nos surgen a la largo de la vida tiene un impacto directo en la cantidad de ansiedad que experimentamos, de ahí que si cambiamos nuestra forma de reaccionar ante ciertas situaciones podamos reducir nuestros niveles de estrés. A continuación resumimos algunos los mejores consejos sobre cómo reaccionar en base a nuestro estudio de la Universidad de Cambridge presentado en el 30º Congreso Europeo de Neuropsicofarmacología en París, así como algunas pautas de otros estudios científicos.
¿Sientes que no tienes el control de tu vida? ¿Te cuesta tomar decisiones o empezar cosas? Una manera de superar la indecisión o empezar a hacer cosas para ese nuevo proyecto podría ser "hacerlo mal".
Puede parecer raro, pero el escritor y poeta GK Chesterton decía que: "Cualquier cosa que merezca la pena, merece la pena si la haces mal". Y no le faltaba razón. El motivo por lo que funciona tan bien es porque se acelera el proceso de toma de decisiones y te obliga a tomar acción. De lo contrario, te podrías tirar horas decidiendo cómo deberías hacerlo o qué es lo que deberías hacer, algo que puede hacerte perder mucho tiempo y ser muy estresante.
Muchas veces las personas buscan hacer cosas "perfectas" o esperan al "momento perfecto" antes de empezar, pero puede acabar en procrastinación, largas demoras o incluso quitarnos de hacer nada, finalmente causándonos estrés y ansiedad.
En cambio, podemos probar a "hacerlo mal" sin preocuparnos del resultado. De esta forma no solamente será mucho más fácil empezar, sino que nos daremos cuenta de que estamos completando cosas mucho más rápido que antes y la mayoría de las veces también descubriremos que no lo estamos haciendo del todo mal (y si fuera el caso, siempre lo puedes mejorar posteriormente).
Hacer cosas bajo la máxima del "hazlo mal" te da el valor para probar nuevas cosas, añade diversión a nuestras tareas y hace que te dejes de preocupar demasiado por el resultado. De lo que se trata es de hacerlo mal hoy y mejorar con el tiempo. Al fin y al cabo, se trata de una liberación.
Perdonarse y dejar las preocupaciones para "más adelante"
¿Eres especialmente crítico contigo mismo y con tus errores? Pues imagínate que tuvieras a alguien cerca recordándote constantemente todo lo malo sobre ti y sobre tu vida. Probablemente no dudaría de deshacerte de dicha persona al momento.
Sin embargo, la gente que sufre de ansiedad se hacen exactamente eso a sí mismos de forma tan frecuente que ni siquiera se dan cuenta. Simplemente no se portan bien consigo mismos.
Así que puede que sea hora de un cambio y empezar a perdonarnos por los errores que cometemos. Si te da vergüenza algo que te ha pasado, no te eches la culpa y simplemente piensa que se trata de un impulso. Lo mejor que puedes hacer es ignorar los pensamientos negativos y redirigir tu atención a lo que estuvieras haciendo.
Otra estrategia que funciona es "esperar a preocuparse". Si algo ha salido mal y sientes ganas de preocuparte (porque crees que has metido la pata), no lo hagas de forma inmediata. En cambio, puedes probar a posponer tu preocupación dejando 10 minutos al día durante los que preocuparte por cualquier cosa.
Si lo haces, te darás cuenta de que cuando vuelvas a pensar en la situación más adelante ya no te parecerá tan preocupante o fastidiosa, puesto que nuestros pensamientos se debilitan muy rápido si no los alimentamos .
Dale sentido a tu vida ayudando a otras personas
También merece la pena pararse a pensar cuánto tiempo al día le dedicas en tu cabeza a otras personas. Si la respuesta es poco o nada, tienes un alto riesgo de tener una salud mental precaria. Independientemente de la cantidad de trabajo o de cuánto dinero ganemos, la verdadera felicidad nunca llegará hasta que sepamos que otra persona nos necesita o que depende de nuestra productividad o de nuestro afecto.
Esto no significa que necesitemos que la gente nos elogie y alaba, sino que cuando hacemos algo pensando en otra persona la importancia no recae tanto en nosotros (y en nuestra ansiedad y preocupaciones) y se desvía más bien a otras personas y cómo ayudarles.
Se ha demostrado muchas veces que las conexiones con otras personas sirven de ayuda contra una mala salud mental. El neurólogo Viktor Frankl escribía que:
Para aquellas personas que piensan que no hay nada por lo que vivir, nada más que esperar de la vida ... la cuestión es hacer que esta gente se de cuenta de que la vida todavía espera algo de ellos.
Saber que alguien te necesita hace más llevaderos los peores momentos porque te hará entender el "por qué" de tu existencia y serás capaz de encontrar una respuesta para casi cualquier "cómo".
¿Cómo podemos ser de importancia para otra persona? Puede ser algo tan simple como cuidar de un niño o de un padre en la tercera edad, hacer un voluntariado o finalizar un trabajo que pueda beneficiar a futuras generaciones. Aunque estas personas nunca sepan lo que has hecho por ellas, en realidad no importa. Lo importante es que tú lo sabrás y eso hará que te des cuenta lo de única e importante que es tu vida.
Autor: Olivia Remes, University of Cambridge
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí
Traducido por Silvestre Urbón.
Fotos | Unsplash.com