La buena oratoria tiene grandes beneficios para la vida personal porque nos otorga la posibilidad de creer en nosotros y proporcionarnos una sana autoestima. Nos lo cuenta Mónica Pérez de las Heras, directora de la Escuela Europea de Oratoria, quien considera que hablar con elocuencia nos ayuda a relacionarnos con los demás, dándonos la capacidad de defender nuestros derechos desde un punto de vista asertivo (y respetando los derechos de los otros). Además, asegura que nos permite asumir críticas sin vernos afectados por comentarios negativos o personas tóxicas.
La periodista y escritora, autora de 15 libros sobre comunicación y oratoria, explica que la oratoria es una cualidad cada vez más valorada por los empresarios: "Existe todavía un déficit muy grande en el mundo laboral español, y cuesta encontrar profesionales que no les de miedo hablar en público y que, además, lo hagan bien. Con las perspectivas de crisis económica que se avecinan, saber hablar en público bien puede ser la diferencia entre tener trabajo o no".
Pero no sólo eso. Guillermo Morante, conferenciante, actor de doblaje y locutor profesional en activo, sostiene que las relaciones personales y sociales a través de Internet requieren de personas capaces de mantener conversaciones fluidas, interesantes y que enganchen a sus interlocutores... especialmente ahora, tras la pandemia.
"La forma en que hablamos y nos expresamos es nuestra tarjeta personal de presentación. Por ello, debemos cuidarla de igual forma que lo hacemos con nuestro vestuario y aspecto personal", asegura.
Conscientes de todos sus beneficios, hablamos con estos dos expertos y el fundador del Instituto de Oratoria Mario Castellá, para descubrir las claves para hablar en público sin miedo y, de paso, 'clavar' nuestras videollamadas ahora que el teletrabajo está a la orden del día:
1. Un buen orador sabe gestionar las emociones y tiene inteligencia emocional
Un buen orador está formado en gestión de emociones y en inteligencia emocional con el fin de ser capaz de solventar cualquier circunstancia. Para dar con esta clave, Morante nos introduce un ejemplo brillante:
"El 19 de noviembre de 1863, meses después de la feroz y encarnizada Batalla de Gettysburg, donde murieron miles de soldados por ambos bandos, el Gobernador de Pensilvania levantó un mausoleo para inmortalizar a las tropas de la Unión que perecieron en tan sangriento enfrentamiento. Uno de los oradores más conocidos entonces, Edward Everett, pronunció un discurso de más de dos horas a la multitud allí congregada. A continuación, se le pidió a Abraham Lincoln que añadiera unas palabras al discurso de Everett. En tan sólo dos minutos y con un total de 272 palabras, Lincoln pronunció unos de los discursos patrióticos más famosos de la historia y que hoy se estudia en las escuelas de medio mundo. ¿Por qué el discurso de Lincoln tuvo y sigue teniendo tanta repercusión? Porque apeló a valores y sentimientos que calaron profundamente en el ánimo de quienes escucharon y leyeron posteriormente sus palabras: valores como igualdad, recuerdo, lucha, consagración y libertad".
2. Empieza con un inicio que enganche y termina con un final que deje con ganas de más
La periodista Pérez de las Heras, formada en temas de Comunicación, Oratoria, Programación Neurolingüística e Inteligencia Emocional, recuerda que necesitamos saber hacer un buen inicio que enganche a nuestro público, y un buen final que les deje con ganas de más".
En este sentido, Morante, doctor en Ciencias Políticas y Sociología, nos cuenta que enseña a sus alumnos a crear una gran súper producción a la hora de preparar sus presentaciones o intervenciones en público:
"Les enseño a concebir el escenario o plataforma como un gran set de rodaje donde tú eres el protagonista. Una producción en la que siempre interpretas un papel determinado siguiendo unas pautas para construir un personaje con una voz convincente, seguro de sí mismo y eligiendo un hilo argumental sólido que encandile a la audiencia. Este hilo argumental es la base de un guion que debe exponerse con fuerza y autenticidad, disfrutando la presentación en todo momento, sin esconderse ni avergonzarse de nosotros mismos. Si a todo ello le añadimos un vestuario sugerente y un dominio de la tecnología y del material audiovisual, tendremos una exposición y una actuación brillante que perdure en la mente de nuestro público", expone el experto.
3. Una voz formada, poderosa y cincelada
Para ello, considera imprescindible tener una voz formada, rotunda, poderosa y cincelada, "lo cual es un factor clave para triunfar como orador". Por último, nos recuerda que utilizarla a nuestro favor en intervenciones en público es un rasgo de profesionalidad y excelencia.
4. Persuasión (es interesante pensar en el auditorio al que queremos dirigirnos)
Mario Castellá, socio fundador de QualiTalent S.L. y fundador del Instituto de Oratoria Mario Castellá, considera que la oratoria está íntimamente relacionada con la persuasión.
"Es necesario aprender a persuadir. Sin persuasión no hay éxito ni ventas. Me gusta definir la persuasión como la habilidad de describir de forma efectiva una idea, como el arte de guiar a otros y convencerlos con razones y argumentos lógicos", sostiene el conferenciante profesional.
El 'coach' matiza que los buenos oradores no son manipuladores, son personas que saben expresarse, convencer, motivar y persuadir: "Para ser buenos oradores tenemos que pensar en el auditorio al que queremos dirigirnos, identificando sus intereses y preocupaciones, eligiendo buenos argumentos para ese auditorio, utilizando un lenguaje paraverbal adecuado (vocalización, afluencia, volumen, modulación, pausas…) y un lenguaje no verbal coherente".
"Hablar en público es relativamente sencillo. Persuadir al auditorio es mucho más complicado", añade. Y termina citando a Winston Churchill: "la persuasión no consiste en que los demás hagan lo que yo quiero, sino en que quieran hacer lo que yo quiero que hagan".
5. Invierte en educación
Guillermo Morante apuesta por buscar expertos con un método solvente y demostrado que nos ayuden paso a paso y que estén comprometidos durante todo el proceso. "El control de la voz, el dominio de la argumentación, la elaboración adecuada del discurso y la construcción de un personaje sólido son elementos que hay que aprender para vencer y convencer. Ante tu superior, vecino, hijos o incluso ante tu pareja. Somos lo que comunicamos y cómo lo comunicamos", explica.
Otra forma de introducirse en el arte de la oratoria es asistir a las charlas TED. Hay grupos en todo el mundo y de lo más variado. Mario Castellá nos propone dos libros muy recomendables: "Método TED para hablar en público" y "Charlas TED: La guía oficial TED para hablar en público".
Método TED para hablar en público: Los secretos de las conferencias que triunfan en todo el mundo (Ariel)
6. Integra la oratoria en tu día a día (no sólo en el trabajo, también en tu vida personal)
Como conclusión, la periodista Pérez de las Heras, que acaba de publicar '100 actividades para hablar en público en el aula: oratoria para colegios e institutos', nos recuerda que la oratoria es algo parecido a conducir puesto que hay que saber hacer muchas cosas a la vez y de manera automática, integrándolo en la persona para hacerlo sin pensar: "Habrá que gestionar de manera adecuada los tres tipos de lenguaje del ser humano: verbal (las palabras), paraverbal (la voz) y no verbal (el corporal) de manera que transmitan coherencia y seguridad en lo que decimos".
Y termina con un apunte sobre sus claves básicas de la oratoria: naturalidad (ser uno mismo), humildad (no creerse más que nadie), y corazón (contar las cosas con pasión). "Si todas esas variables las tienes en cuenta y las integras en ti, tienes muchas posibilidades de triunfar".
Fotos | The Bold Type