Amaia Romero acababa de cumplir 19 años cuando ganó una de las ediciones más vistas de la historia de Operación Triunfo. Después de haber estado tres meses aislada en la Academia, volvió al mundo real habiendo pasado de ser una estudiante de bachillerato anónima a un personaje público al que reconocían allá donde iba. Esta situación, a pesar de su trasfondo positivo, no fue fácil de asimilar y ahora la cantante ha hablado públicamente de cómo este periodo de su vida afectó a su salud mental, teniendo que buscar ayuda profesional para entenderlo y sobrellevarlo.
Como uno de los rostros más importantes en nuestro país de la Generación Z, la cantante navarra ha participado en el último programa de Salvados, en La Sexta, dedicado a la salud mental de los jóvenes. Y es que el suicidio es la primera causa no natural de muerte en menores de 24 años y, durante la pandemia, se han incrementado un 250% los intentos de suicidio entre este sector de la población española.
Lo que vivía no era lo que imaginaba que era dedicarse a la música
"Desde que terminó OT estuve un año entero sin ser consciente de lo que había pasado y de lo que me estaba pasado en ese momento. Me dejaba llevar y estaba con el cerebro en otro sitio", contó Amaia sobre esos primeros meses en los que la vida le cambió drásticamente.
Sin embargo, tuvieron que pasar nueve meses hasta que se diera cuenta de que algo no iba bien. Durante casi un año había estado haciendo lo que le decían pero, de repente, tomó consciencia de cómo había querido siempre dedicarse a la música y como lo que "estaba viviendo no era lo que había imaginado que iba a ser".
Todo aquello se tradujo en que dejó de quedar con gente, no le apetecía salir de casa...: "estaba desganada con todo y no entendía por qué ya que yo nunca había sido así", explicó a Gonzo la artista, que también aseguró que se veía "sin derecho a sentirse mal porque lo tenía todo".
Síndrome del impostor
A pesar de haber ganado el talent de RTVE y haberse convertido en un personaje muy querido y admirado ente los espectadores, de puertas para adentro, el programa fue un detonante de sus inseguridades. Así, según contó: "Cuando iba al estudio a componer con artistas siempre se sentía pequeña, con miedo a que se dieran cuenta de que no valía o a decepcionar".
Además, las redes sociales, también le resultan una fuente de presión: "A veces me comparo con otra gente y me hace sentir fea, con miedo a mostrarme por lo que pudieran decir". No obstante, y aunque piensa a diario en borrar sus cuentas, al final entiende que estar presente es parte de su trabajo.
Pedir ayuda no le resultó difícil cuando se dio cuenta de que no estaba bien, aunque tenía la concepción de que ir al psicólogo era algo excepcional, "como cuando tienes que ir por la muerte de alguien", contó. Además, añadió sobre su experiencia que "ir al psicólogo no te soluciona nada, pero te hace consciente de las cosas".
Ahora, cuatro años después del final de su edición de Operación Triunfo y de haber iniciado una terapia psicológica asegura sentirse "más asentada, más segura de sí misma".
Fotos | Videoclip de Yo invito.
