Netflix cada vez se siente más y más cómodo con el público adolescente. Prueba de ello es el éxito de Stranger Things, que estrenará su cuarta temporada; el de Élite, que va por la tercera o el de Sex Education ya nos ha enamorado durante dos temporadas.
La cadena de streaming triunfa con este género y no solo se debe al público al que va dirigido, el young adult. Sus series teen nos gustan hasta a los que pasamos de los 30.
La nueva serie de Netflix viene con unas credenciales que nos invitan de primera mano a verla. De los productores de Stranger Things y de los creadores de The end of the fucking world, es una adaptación de la novela gráfica homónima de Charles Forsman.
Pero no son las únicas razones por las que verla, será una buena idea.
La protagonista, Sophie Lillis
La actriz a la que pudimos conocer en la película de terror It, es la protagonista absoluta de este relato de la adolescencia con aires fantásticos.
Tanto es así, que ella es la mejor razón que puedo darte para ver esta serie de siete capítulos. Está perfecta en el papel de joven perdida en su propia adolescencia, con sus cambios, sus impulsos sexuales y hasta sus ataques de ira. Su voz en off no resulta cargante y es el recurso perfecto para entender lo que le pasa por la cabeza.
Lo que para muchos sería un sueño cumplido, para la protagonista Sydney es más bien una tortura. La pubertad es complicada, y si viene acompañada de cambios tan raros como los que sufre la protagonista, más. La actriz interpreta todo ello con una naturalidad maravillosa y se convierte en la dueña y señora de esta serie.
Un reparto con mucho encanto
El papel de vecino rarito puede parecer manido. Un friki que no sigue las modas y que se sale de la norma. En este caso el papel ha recaído en Wyatt Oleff que defiende el personaje de Stanley con una maestría maravillosa.
Junto a él, Sofia Bryant la mejor amiga de la protagonista, Kathleen Rose Perkins como la madre y Aidan Wotjak-Hissong como el hermano pequeño, completan un reparto redondo en el que no sobra nadie.
La historia: adolescentes y poderes
Aunque los superpoderes nos gustan, en este caso nos gustan más. Son un reflejo de ese proceso de transición por el que todos hemos pasado, la adolescencia, pero de un modo mucho más explosivo.
The umbrella academy, Locke & Key o Sabrina, son algunas de las series que combinan la adolescencia con un toque fantástico, y la verdad es que en este género se nota que Netflix tiene las cosas claras. Un punto a su favor.
La banda sonora
Escoger una buena banda sonora es vital, y en este caso -y tirando de clásicos- la música es un motivo más para disfrutar viendo esta serie. Paul Young, Pixies, The Kinks… Temazos que acompañan a la serie y que nos encantan.
El aire ochentero de John Hughes
Desde el minuto uno todo parece impregnado de un aire de antaño, muy ochentero, aunque realmente es nuestra propia nostalgia la que mirará la serie. De forma irremediable recuerda a las películas de los 80 del gran John Hughes, autor de obras maestras como El club de los cinco o La chica de rosa.
Este clima, del que también está impregnado The end of the f***ing world, es uno más, y aporta una sensación melancólica y triste que envuelve a la trama fantásticamente bien.
Verla en modo maratón es un planazo para el fin de semana. Siete capítulos de veinte minutos que te beberás porque te advierto algo, una vez que la empiezas, no puedes parar.
Fotos | I Am Not Okay With This (Netflix)
