Nuestro glosario de términos que hacen referencia a comportamientos tóxicos sigo, por desgracia, creciendo. El diccionario que empezó con el famoso ghosting, está ahora repleto de prácticas abusivas y comportamientos manipuladores como el love bombing o el catch and release del que ya te hemos hablado.
En esta ocasión vamos a contarte en qué consiste el cushioning, un término que hace referencia a un comportamiento tóxico que podría estar haciendo tu pareja sin que lo sepas y que vamos a ayudarte a identificar.
Qué es el cushioning
El término cushioning nace de la palabra inglesa “cushion”, que significa almohadón. Así, el cushioning es tener “parejas de reserva” por si la relación de pareja actual no funciona. Cada una de las “reservas” o “cushions”, con literalmente un almohadón para amortiguar la ruptura y que no te quedes solo cuando suceda. Lo que se ha conocido toda la vida como “tener un plan B”.
No es algo reciente, es una práctica que lleva años entre nosotros y que se ha reflejado en estudios científicos como este de los investigadores Jayson Dibble, Narissra Punyanunt-Carter y Michelle Drouin, que desvelaba que un 56% de los encuestados con pareja estable, tenía una pareja de reserva.
Y los estudios continúan, porque en esta encuesta realizada por One Poll realizada a mil mujeres, la mitad afirmó contar con una “pareja de reserva”, y una de cada cuatro aseguraba que su actual pareja conocía a su cushion, aunque sin saber que lo era. El motivo de que tantas mujeres lo hagan, podría tener que ver con nuestro pasado según informa David Buss en este trabajo de psicología evolutiva para la Universidad de Texas. En él explica que a nivel evolutivo las mujeres están “programadas” desde la prehistoria para tener machos de reserva por si su pareja enferma o muere y asegurar así la descendencia.
Evidentemente no es algo aplicable a la vida actual, ni es un argumento válido para hacer cushioning. A día de hoy, este comportamiento solo es la excusa de tu pareja para no cerrar la puerta a otras relaciones, y una demostración más de la falta de responsabilidad afectiva que existe en pareja.
La forma de mantener vivo ese plan B, podría ser las redes sociales o los mensajes de texto por ejemplo, que mantienen abierta la puerta a esa tercera persona con el benching (no quiero estar contigo ahora mismo, pero podría ser algo que pasase en el futuro). La tecnología y las redes sociales han facilitado que se practique el cushioning con más facilidad a día de hoy y que podamos flirtear con quien nos plazca sin que nuestra pareja lo sepa, algo similar al cookie jarring.
Por qué hacemos cushioning
La respuesta a por qué se mantienen esas parejas de reserva y se realiza el cushioning puede ser el miedo a quedarse solas (eremofobia en algunos casos), o simplemente que quien lo hace alimenta su ego despertando interés en otras personas, tiene miedo al compromiso o no está tan comprometida con su pareja actual como parece.
El sociólogo Zygmunt Bauman explicaba en su libro Modernidad líquida que en “la sociedad contemporánea la mayor importancia radica en la satisfacción casi inmediata de las necesidades, una visión orientada en el aquí y el ahora, en la que resaltan las relaciones con un escaso nivel de compromiso”. Lo cierto es que esta práctica no solo es egoísta, también es desleal porque la pareja actual no sabe que su compañero o compañera hace cushioning.
Modernidad líquida
Como ocurre con este tipo de prácticas, el cushioning sólo funciona para aquellos que lo practican y tanto la pareja actual como los cushions, sufren las consecuencias.
Cómo saber si estoy siendo víctima de cushioning
Sé que a lo largo de mi vida he sufrido esta práctica en dos direcciones, la de ser el plan B de una persona, y la de tener una pareja que tenía un plan B. En mi caso, la que ahora es mi ex pareja hablaba de amigas que solo él conocía y que nunca me presentó, siempre estaba con el móvil en la mano contestando whatsapps y tenía muchas, muchas conversaciones con otras mujeres, lo cual de por sí no es síntoma de nada malo porque todos podemos tener tantos amigos como queramos, independientemente de su género.
El problema llega cuando se da un paso más, y se vincula sentimentalmente a alguien y comienza a flirtear. Si ese amigo se pasa de la raya aún teniendo novia y flirtea contigo, puede que seas su cushion. De hecho, en mi caso en una ocasión pillé a mi ex teniendo una conversación muy subida de tono con una compañera de trabajo que, casualidad o no, cuando rompió conmigo se convirtió en su pareja de manera inmediata.
Es cierto que el cushioning no es infidelidad, al menos no en los términos de que exista un encuentro sexual -ya te explicamos al detalle que la infidelidad emocional puede ser tan grave como la física para algunas personas-, pero si es un tonteo constante que deja la puerta abierta. Por si acaso.
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