En todas las relaciones, sean las que sean (familia, amistad,pareja, compañeros de trabajo…), es normal tener conflictos. Discutir es algo demonizado porque en ocasiones lo confundimos con pelear. Discutir es mantener una conversación entre dos o más personas con puntos de vista diferentes, y pelear es reñir y/o enfadarse con alguien con quien no estás de acuerdo, tal y como nos explica la sexóloga Mamen Jiménez.
La clave no es no discutir, sino hacerlo bien y usar la comunicación en pareja para resolver juntos los problemas, algo de lo que hasta el chatGPT se ha dado cuenta. Alejandra de Pedro es psicóloga y es ella la que nos ha explicado en su cuenta de TikTok la importancia del perdón después de una discusión.
El sistema de apego en los conflictos
La culpa la tiene nuestro sistema de apego, un concepto directamente relacionado con la teoría del apego que desarrolló el psiquiatra británico John Bowlby durante los años 60. En palabras de Alejandra, “cuando somos bebés dependemos por completo de nuestros cuidadores y nuestras figuras de apego, y dependemos sobre todo de estar en sintonía emocional con ellos.”
Pero esto ¿qué significa? Que quien recibe el llanto debe entender por qué ocurre y el bebé así, percibe que ambos están conectados y que le entiende. Si no le entiende y no se siente comprendido, se genera una sensación angustiosa que hará que su sistema nervioso se active, aumenten los niveles de cortisol y se active el llamado “sistema de apego”. La psicóloga lo explica como un sistema de alarma que se enciende y nos hace pasarlo mal.
Discutir con nuestra pareja no es malo
Pues bien. En el plano de las relaciones ocurre algo similar. No es que dependamos de nuestra pareja, cuando somos adultos sabemos cuidar de nosotros mismos pero este sistema de alarma continúa estando latente y “cada vez que sienta que mi pareja y yo no estamos en sintonía, se va a activar”.
Pero ojo, que no significa que siempre tengamos que estar en esa llamada “sintonía” ni que no tengamos que discutir. De hecho “discutir no es malo ni es indicador de que la relación va mal, ayuda a negociar y aclarar las cosas” tal y como nos explica María Esclapez, psicóloga y terapeuta de parejas, en su libro Me quiero, te quiero.
Me quiero, te quiero: Una guía para desarrollar relaciones sanas (y mejorar las que ya tienes) (Bruguera Tendencias)
La importancia del perdón después de discutir
Y ahí es donde entra el perdón que la psicóloga Alejandra de Pedro denomina como “actos de reparación”. Un abrazo o el hecho de pedir perdón después de una discusión, calma nuestro sistema nervioso que el sistema de apego ha activado y nos permite recuperar esa “sintonía emocional” justo tras una discusión.
Para Esclapez el perdón es un signo de una relación sana. Pedir perdón “siempre que la otra persona se sienta molesta, independientemente de si consideráis que la otra persona tiene razón o no” es un síntoma de empatía y de que “entendéis que percibís las cosas de manera diferente”, tal y como explica en su libro. No es pedir perdón para que se calle, es pedir perdón porque entiendes que has podido hacer daño, aún sin que fuera tu intención.
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