De un tiempo a esta parte cada vez son más las personas que viajan solas. Curiosamente, la mayoría de ellas tienen rostro de mujer. Según Rafael Serra, directivo de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV): "El 65% de las personas que viajan solas son mujeres entre 35 y 55 años. Son más atrevidas, más valientes y tienen mayor inquietud cultural". Olé, olé y olé.
Parece que el estigma que años atrás rodeaba a los viajeros en solitario, y sobre todo a las viajeras, ha desaparecido. ¿Por qué se viaja tanto? Un estudio realizado por investigadores de Arizona, Estados Unidos, demuestra que las personas que más viajan, en especial las mujeres, tienen mejor calidad de vida y menos estados depresivos. Y no solo eso, otro estudio publicado en el Journal of Positive Psychology afirma que el sentimiento de felicidad se encuentra en el registro de recuerdos y experiencias relevantes, y estas dos cosas se acumulan principalmente en los viajes.
La ciencia ha hablado: viajar es bueno para la salud, sobre todo para la mente, y por eso es tan recomendable para superar una ruptura y recuperar la felicidad. Así que ya puedes dedicarte a viajar y a ignorar esos mil y un consejos que la gente se empeña en darte (aunque no los hayas pedido). Aquí van unos cuantos beneficios de viajar sola tras una ruptura.
Te saca de tu zona de confort
Viajar sola te aleja de tu estabilidad, de tus rutinas y de esos hábitos que tienes tan interiorizados. Según José Manuel Moltó, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN), "viajar enfrenta a nuestro cerebro a la novedad, la variedad y el desafío".
Te devuelve la emoción
Hacer por primera vez un viaje en solitario es embarcarse en una aventura desconocida a la par que emocionante. Según el psicoterapeuta César de la Hoz, experto en resolución y afrontamiento de conflictos, inteligencia emocional y terapia “cuando afrontamos una situación como viajar, estamos envueltos en un ambiente que nos genera diferentes emociones, casi todas positivas, que parten de la curiosidad y el descubrimiento”.
El libro Días de viaje es un buen ejemplo de todo lo que se puede llegar a vivir viajando sola. Aniko, su autora, cuenta en primera persona su experiencia a lo largo de más de 30 países en cuatro continentes mochila a la espalda.
Te descubre nuevas caras
Ya no sois dos, ya no tendrás a una persona al lado con la que comentar todo lo que pasa alrededor. Ahora estás sola. Pero en el viaje conocerás a gente nueva y diferente lo que te hará desarrollar habilidades sociales. En función del destino, tendrás que practicar nuevos idiomas y relacionarte con personas de otras culturas. No tengas miedo a relacionarte. En viajes en solitario pueden hacerse grandes amistades incluso puede resurgir el amor. Te estás imaginando ser la protagonista de Bajo el sol en la Toscana, y lo sabes.
Te permite conocerte a ti misma
Aunque vayas conociendo a gente por el camino, la realidad es que estás sola en tu periplo. Es el momento perfecto para empezar a practicar este estado y hacer menos dura la vuelta. Aprovecha para hablar contigo misma, reflexionar y pensar cómo quieres que sea tu nueva vida.
Si necesitas inspiración, te recomendamos el libro Come, reza, ama. Su protagonista emprende un largo viaje después de su divorcio por Italia, India e Indonesia, en busca de su paz interior. Lo mejor de todo es que se trata de una autobiografía por lo que todo lo que puedes leer entre sus páginas es susceptible de pasar en la vida real.
Te da tiempo para cuidarte
Aprovecha para meditar o para darte esos mimos que tenías olvidados: una sesión de spa entre montañas, una tarde entera leyendo sin ruidos de fondo, clases de meditación en un paraje desértico, yoga con vistas al mar, un masaje ayurvédico de manos y pies o una maratón de compras sin cargos de conciencia (si tu maleta permite la vuelta)... Tú, y solo tú, eres el objetivo de este viaje. Tu reconstrucción personal y tu conocimiento. Mimarte te hará consciente de la importancia de este momento.
Te ofrece una experiencia a medida
Vas a disfrutar de un viaje a tu gusto, a tus horarios (duerme hasta que el cuerpo te lo pida), a la improvisación sin necesidad de consenso (ya no tendrás que esperar su aprobación para visitar ese museo de arte moderno). Podrás elegir restaurante, tipos de planes, excursiones y todo lo que se te antoje, incluido el presupuesto. Déjate llevar, disfruta, atrévete a probar cosas nuevas, di que sí a las aventuras más arriesgadas, habla por los codos con todo el que se cruce en tu camino y también aprovecha para descansar.
En tu viaje en solitario cada día es único, diferente y divertido. ¿Hacemos la maleta?
Fotos | Alma Salvaje; Come, reza, ama; The Holiday; Bajo el sol de la Toscana