Algo tan objetivo como son la edad que tenemos puede convertirse en algo tan subjetivo como curioso, incluso desde la infancia. Y es que nada tiene que ver los años que van cumpliendo los niños en su etapa inicial con su edad evolutiva, ya que esta depende de su capacidad para la resolución de conflictos y otros signos que pueden variar de un peque a otro, y eso no tiene por qué ser negativo, sino que depende de su desarrollo madurativo.
Con el paso de los años puede pasar que quizás a ciertas personas, el cuerpo no les acompaña. Me explico. Nuestra edad cronológica, es decir, la que pone en nuestro dni, puede que no corresponda con nuestro espíritu, o incluso, con nuestro organismo, aunque aquí entran en juego factores como la genética y los hábitos de vida. ¿Cómo podríamos medir si los años que cumplimos coinciden con nuestra edad biológica, entonces? Parece que una investigación llevada a cabo gracias a la inteligencia artificial (IA) tendría la respuesta con la finalidad de intentar prevenir enfermedades crónicas asociadas a la edad.
Con esta tecnología los investigadores analizan imágenes de la cara, la lengua y la retina que serán los factores que les llevarán a saber cuál es la edad biológica de la persona. Y es que como todos sabemos, no existe una medición universal para averiguar la edad biológica ya que son muchos lo factores que pueden intervenir en ella, como decíamos. Un caso que podemos poner como ejemplo, es el del irlandés de 92 años, campeón del mundo de remo cuatro veces a su edad. Su historia fue estudiada a nivel científico midiendo al detalle distintos valores como su composición corporal, funciones cardíacas, pulmonares, metabolismo, entre otros muchos factores con los cuales los expertos concluyeron que su motor aeróbico era de una persona sana de 30 o 40 años.
¿Cómo funciona esta herramienta de IA?
Para poder determinar cuáles son los marcadores que indican cuál es la edad biológica de las personas, los expertos del estudio calcularon en primer lugar los patrones de ventilación del ADN, es decir, las marcas que indican cuáles son los genes que intervienen en distintos tejidos a medida que pasa el tiempo. Por otro lado, midieron las cantidades de múltiples marcadores biológicos como los niveles de azúcar en sangre, de distintos tipos de proteínas, las imágenes tridimensionales del rostro, escáneres cerebrales… Cotejando todo ello los expertos se propusieron determinar cuáles eran las probabilidades de padecer enfermedades relacionadas con el envejecimiento como las cardiovasculares, o neurodegenerativas.
Para poder analizar los datos sacados de los participantes en el estudio, además de estos biomarcadores, los investigadores crearon una imagen holística de los mismos gracias a la IA. En su estudio explican “describimos una arquitectura basada en un Transformer multimodal que puede estimar la edad biológica basándose en imágenes faciales, de fondo de ojo y de la lengua. Nuestros resultados demuestran que podemos estimar con precisión la edad biológica de individuos sanos, y qué desviaciones significativas en AgeDiff (como ellos llaman a la diferencia con la edad cronológica) están presentes en individuos con enfermedades crónicas. AgeDiff puede utilizarse para detectar con precisión enfermedades sistémicas e identificar riesgos de progresión. Nuestro estudio destaca un enfoque para utilizar datos de pacientes fácilmente obtenibles para identificar enfermedades crónicas”.
Por qué la cara, la lengua y las retinas
Esta tecnología parece que fue utilizada anteriormente para crear programas que imitaran al lenguaje humano como ChatGPT y presentada en 2017 en este artículo de Google. Lo que hace novedosa la utilización de esta es que fue aplicada a aquellas partes del cuerpo donde los investigadores demostraron que los vasos sanguíneos son más densos, y por ello, mejor reflejan el envejecimiento biológico y que determinaron que eran: la cara, la lengua y las retinas.
En los inicios de la herramienta, los investigadores comenzaron a utilizarla en estas zonas del cuerpo a miles de personas para las cuáles se asumía que la edad biológica era igual a la cronológica porque se trataba de individuos sanos. Esto derivó en unos 300 millones de variables al lado del billón de marcadores que ofrece ChatGPT.
Para el estudio del rostro, se fijaron en las arrugas de los individuos, la exposición solar, la contaminación son los factores que más inciden con la edad en nuestra cara. Pero ojo porque no estamos hablando de tecnología que nos ayudan a estudiar expresiones o gestos del rostro que pueden llegar a causar un envejecimiento prematuro o darnos información de lo que pensamos, como dicen en este estudio; sino que estamos hablando de un medidor que es una pequeña parte de un estudio global para predecir enfermedades asociadas al envejecimiento.
Por su parte, la retina y el grosor de la misma varía según pasan los años por lo que sus vasos sanguíneos dañados pueden reflejar la salud del cerebro y del sistema circulatoria, debido a su vinculo directo con la parte del sistema central. Y, por último, el estado de la lengua, habla mucho de la salud intestinal y el microbioma. Asismimo, unido al estudio de estas zonas del cuerpo, los investigadores hicieron durante años análisis exhaustivos de sangre y orina, así como entrevistas sobre estilo de vida y estudios a nivel físico de todos sus participantes.
A partir de entonces, cotejaron todos estos datos extraídos durante años con los de personas no sanas que padecían enfermedades crónicas como diabetes o cardiopatías. Las conclusiones a las que se llegaron es que es desfase entre la edad cronológica y la biológica que ellos denominan AgeDiff, de estas personas, era de unos 3,16 años de media en individuos con cardiopatías crónicas y en 5,43 años en fumadores.
¿Cómo se aplicarían las conclusiones de esta investigación entonces? En la manera de predecir de forma más exacta cuándo enfermará una persona pudiendo hacer un diagnostico prematuro de forma más precisa e intentar retrasar así las enfermedades asociadas al envejecimiento. Este modelo está tomando fuerza y sus investigadores siguen estudiando el desarrollando de apps y accesorios de medición con esta tecnología incorporada en móviles u otros dispositivos para ayudar al diagnostico en el futuro.
Por su parte, desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ven con mucha expectación el uso de la IA y envejecimiento y afirman la "obligación" de aplicarla en la práctica actual. "Es una auténtica revolución y que la geriatría no puede quedarse al margen. Debemos comenzar a integrar la Inteligencia Artificial (IA) en la práctica geriátrica habitual. La IA no es sólo una herramienta de futuro sino una aliada del presente que puede mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes mayores", dice Francisco Javier Peromingo, Jefe de servicio Geriatría de la Fundación Jimenez Díaz, en una entrevista. Y sobre el estudio, explica que "el uso de un modelo multimodal transformador de imágenes de la cara, la lengua y la retina con inteligencia artificial se mostraba superior a los modelos de predicción de la edad biológica más complejos y tradicionales (metilación del DNA, los relojes de envejecimiento del transcriptoma…)".
Fotos | Leonid Danilov cottonbro studio Pexels
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