Aunque muchas empresas están forzando a sus trabajadores a volver a las oficinas, en EEUU y según estadísticas del economista de Stanford Nick Bloom, está imperando el trabajo híbrido en el que se combinan trabajo en remoto y desde oficina. Con el auge del teletrabajo durante y después de la pandemia, una costumbre muy española se coló como un imprescindible que se mantiene en ese trabajo híbrido: la siesta.
Según una encuesta realizada en marzo, uno de cada tres trabajadores estaodunidenses duerme, el 6% lo hace incluso todos los días. En España, solo el 13% la hace todos los días y el 60% de los españoles no la duerme nunca.
En casa de mis abuelos la siesta era imperdonable. Después de llegar de trabajar al mediodía y de comer, mi abuelo echaba hacia atrás su sillón y se dormía antes de volver al trabajo. Mi padre heredó esa costumbre y no perdonaba dormitar en el sofá 15 minutos antes de volver a la oficina. Y yo he vuelto a esta costumbre después de los descubrimientos de la NASA y Harvard sobre el efecto que una siesta tiene sobre la productividad.
Las ventajas de la siesta en la productividad
Las investigaciones demuestran que la siesta es capaz de aumentar la memoria y mejorar la capacidad de aprendizaje. Según este otro estudio, la siesta también mejora la creatividad y la capacidad de resolver problemas. Los participantes que durmieron la siesta mostraron una mayor actividad cerebral en áreas relacionadas con la creatividad y el pensamiento flexible. También es capaz de mejorar el rendimiento según la Universidad de Berkley, mejorar el estado de alerta, la atención y el tiempo de reacción y es capaz de reducir el estrés. Y siempre que sean de 20 minutos mejoran el estado de ánimo general de los participantes.
Al parecer, y según la neurociencia, el cerebro utiliza la hora de la siesta para procesar la información recopilada a lo largo del día, y eso también tiene efectos en la capacidad de resolución de problemas. Y diversos investigadores alemanes demostraron que una siesta de menos de una hora aumentaba cinco veces el rendimiento de la memoria y la recuperación de información y una investigación de la Universidad de Michigan confirmó que las personas son más resilientes y reflexivas después de una siesta.
La NASA y Harvard también apoyan que nos echemos una siestecita
Según La NASA, que investigó durante mucho tiempo el efecto de las siestas en sus pilotos, dormir menos de 30 minutos mejora el rendimiento de sus pilotos. La agencia espacial descubrió que los pilotos que durmieron en la cabina durante 26 minutos mostraron mejoras en el estado de alerta de hasta un 54% y mejoras en el desempeño laboral de un 34%, en comparación con los pilotos que no tomaron una siesta.
Y para terminar te diré que un equipo de Harvard y el University College de Londres analizó datos de salud de 350.000 personas y demostró que la siesta se asociaba con un envejecimiento cerebral más lento.
Si queremos beneficiarnos de todos estas ventajas, el tiempo de la siesta para que no perjudique a nuestra productividad sino que la aumente es corto. La siesta ideal debe durar entre 25 y 30 minutos, no más.
Fotos | Adrian Swancar en Unsplash, Andrew Neel en Unsplash
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