En esta carta que escribió Jobs, recogida en este libro del Archivo de Steve Jobs, decía que "todos necesitamos tiempo para el trabajo individual ininterrumpido. Las reuniones (proveedores, entrevistas...) nos roban tiempo individual, y la productividad de nuestros ingenieros se resiente". Pues siguiendo esa línea encontramos la clave que hizo de Jobs el magnate que fue y que tiene mucho que ver con eso de perder el tiempo.
Make it simple, o lo que es lo mismo, hazlo fácil. Un mantra que siguió durante toda su vida Steve Jobs y que fue clave para su éxito. Y para aumentar mi productividad también.
Buscar lo simple, el secreto del éxito de Steve Jobs (y el mejor truco de productividad)
El “menos es más” es un concepto muy usado en el mundo de la moda. Pero lo cierto es que buscar la simplicidad no es solo algo que se haga en el lujo silencioso. Apple es un ejemplo de simplicidad y minimalismo. Y en el trabajo ese mantra es la mejor forma de ganar productividad.
“La forma en que obtiene productividad en programación no es aumentando las líneas de código por programador y día. Eso no funciona. La forma en que obtiene la productividad en programación es eliminando las líneas de código que tiene que escribir”, afirmaba. Es decir, lo que buscaba Steve Jobs era la manera de hacerlo más rápido y eso pasaba por hacerlo más sencillo y eliminar lo innecesario en cualquier aspecto.
No es fácil aplicar la simplicidad en el trabajo, pero conseguirlo facilita que tengamos dos cosas: mente despejada y más tiempo que podemos emplear en lo realmente importante. Focalizar la energía en lo que de verdad importa y hacer caso a la regla 80/20 que nos decía que de todo el trabajo que hacemos solo el 20% es el realmente importa y aporta el 80% de los resultados.
Esta clave de Jobs puede aplicarse en algo tan sencillo como la priorización de tareas y podríamos simplificarlo con una frase “elige tus batallas”. Imagina que tienes 10 tareas encima de la mesa. Es lunes, son las 8 de la mañana y ya sabes que no podrás llegar a todo, así que es el momento de priorizar. Para ello, puedes usar la matriz de Eisenhower y quitarte de un plumazo las tareas urgentes, pero no importantes que puedes delegar, y las tareas que no son ni urgentes ni importantes y que podrás eliminar. Así, comenzamos a simplificar nuestra jornada.
Ahora llega el momento de abordar las tareas, así que vamos a centrar el tiro en cómo solucionar los problemas con un esfuerzo mínimo. Eso no significa que nos volvamos vagas, sino más eficaces. Piensa en hacer esa tarea como el destino de un viaje. Delante de ti se abren varios caminos. Uno es recto, otro está lleno de curvas y es más largo, y otro está repleto de maleza que tendrás que cortar. Elige siempre el más simple. Perder algo de tiempo al principio en pensar cómo hacer el trabajo más sencillo es ganar tiempo al final. Un ejemplo, tengo que editar 20 imágenes para un artículo y acoplar todas a un tamaño determinado. Si uso un lote en photoshop, podré editar todas solo con un comando del teclado, por lo que me ahorraré tener que hacer una a una y eso, es mucho tiempo en edición.
Un truco es evitar la multitarea como hacía Napoleón y centrarnos en los problemas de uno en uno. Otro es buscar la solución más sencilla como dicta la teoría de la navaja de Ockham. Pero en realidad lo que mejor nos viene es pensar cómo eso que hacemos, podemos hacerlo más deprisa. En mi caso, trato de automatizar todo lo posible tareas sencillas que me llevarían más tiempo usando la tecnología y evitando así el trabajo repetitivo como recomiendan en Asana.
Repito, no es fácil. Pero ya te he contado que trabajar menos es más productivo (algo avalado por la ciencia) y buscar la solución más sencilla a las tareas es ganar productividad. Prometido.
Fotos | AB en Unsplash y RODOLFO BARRETO en Unsplash
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